Agnolo Gaddi

¡Que importante es demostrar que se es excelente en un arte!, como se ve en la virtud y en el gobierno de su casa de Taddeo Gaddi. El cuál, preparando las cosas suyas en su familia, los enseñó en su tiempo de manera, que Agnolo, y Giovanni, sus hijos, pudieran hacerse ricos y exaltar a su familia. Hoy viendo los trabajos de ellos sabemos que merecieron el reconocimiento de la Iglesia de Roma, donde pintaron Gaddo, Taddeo, Agnolo y Giovanni mientras que vivieron con su virtud y con su arte, dejaron adornadas muchas iglesias.

Dejó a Taddeo, a Agnolo y a Giovanni en compañía de discípulos suyos, y aunque las obras de Agnolo no fueran como las de padre, aún en su juventud practicando mostraba intenciones de quererlo sobrepasar, sin duda las comodidades muchas veces son causa de impedimento para los estudios. Porque, se acercó a traficar con mercancías y dineros, descuidó el talento que en el arte de principio había dedicado para alcanzar esa virtud. Que no nos parezca extraño, se ve muchas veces, que la avaricia es causa de enterrar los talentos, que en ilustres y perfectos, bien seguro que se habrían convertido, si el deseo de la ganancia en los primeros años y mejores, no les hubiera apartado de la virtud.

Trabajó Agnolo en su juventud en Florencia, en San Iacopo entre Fossi de Florencia, las figuras de a un brazo, con la historia de Cristo cuando resucita a Lázaro al cuarto día luego de su muerte. Donde, imaginándose querer representar la corrupción de ese cuerpo muerto durante tres días, le hizo las vendas con las que lo tenían amortajado manchadas con lo podrido de la carne, y alrededor de los ojos, evidentes moratones y amarillo de la carne, entre viva y muerta; no sin estupor los Apóstoles y otras figuras, las cuales con distintas y hermosas aptitudes, que con las ropas, y con las manos, se tapan la nariz de la hediondez de este cuerpo, muestran en las caras el temor y susto de tal novedad, no menos que la singular alegría de Maria y Marta, en ver el regreso a la vida del cuerpo muerto de su hermano. Este trabajo, de tanto bondad se consideró, que promovió infinitas alabanzas pensando que la virtud de Agnolo superaría a los discípulos de Taddeo y aún las cosas de este. Esta obra fue la causa de hacerse inmortal y venir en tal crédito, que le encargaron la capilla principal de Santa Croce, con las historias de Constantino y la creación de la Cruz (#, #, #, #, ), el cual con gran práctica la llevó al fresco. Trabajó en esta iglesia otras historias con figuras, y en la capilla de los Bardi pintó la vida de San Lodovico (#) con distintas historias, e hizo de su mano la tabla de esta capilla, y aún otras tablas en la misma iglesia con su estilo. En Prato, un castillo a diez millas alejado de Florencia, pintó al fresco la capilla de la parroquia, dónde está guardado el cíngulo (#,#,#,#), y en otras iglesias para este castillo donde rehizo muchos trabajos. En Florencia pintó de nuevo a la vuelta, el arco sobre la puerta de Santo Romeo, y trabajó al temple en Orto San Michel la disputa de los Doctores, con Cristo en el templo. Viéndose en dicha ciudad en las iglesias muchas tablas de su mano, y del mismo modo, dentro de la soberanía se reconocen muchas de sus obras, con las cuales hizo muchos dineros, pero mucho más ganó comerciando, en lo cual dirigió bien rápidamente a los hijos, puesto que ellos, no querían vivir de la pintura, estando satisfechos de ser negociantes, por esto Agnolo, sin cansarse más allá en la pintura, siguió solamente por placer y sin poner más diligencia o estudio, que por mero pasatiempo llegó con él, hasta la muerte, donde en medio de una perniciosa fiebre, murió a los 63 años.

Dejó a varios discípulos: el maestro Antonio de Ferrara, que hizo en San Francisco en Urbino y en la Cittá di Castello (Al parecer sobra Urbino, porque sí que hay frescos de San Francisco en Cittá di Castello atribuidos a Ant. de Ferrara) muchas bellas obras; Stefano de Verona, que pintó perfectamente al fresco, como se ve en Verona su patria, en Mantua y en más lugares. Este hizo excelentes y con muy bellos aires los niños, mujeres y ancianos, que imitó de los retratados de un miniaturista llamado Piero de Perugia, que iluminó todos los libros que están en el Duomo de Siena, en la librería del Papa Pío. Fue discípulo de Agnolo, Michele da Milano y Giovanni Gaddi su hermano, quien en el claustro de Santo Spirito pintó, donde hay obras de Gaddo y Taddeo, hizo la disputa de Cristo en el templo con los Doctores, la Purificación del Virgen, la Tentación en el desierto del Diablo a Cristo y el Bautismo de San Juan; con grandes proyectos, al poco tiempo a continuación mientras trabajaba murió, y todos los condiscípulos en tal arte le hicieron honores. Con Agnolo sus hijos lloraron muchas lágrimas, y con gran honor en el sepelio lo enterraron en Santa María Novella en la sepultura que hizo para él y sus descendientes, en el año 1387. Y se le hizo a continuación este epitafio: