Antonio da San Gallo
Arquitecto Florentino
Biografía de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Cuan buena obra de la naturaleza resulta, entre las infinitas buena tareas, cuando envía hombres al mundo, que universalmente hacen obras de alto talento y que estas son seguras y con fortaleza en las murallas, con diligencia, las cuales en cada época dan fe y prueban la generosidad de príncipes magnánimos, con adornar, honrar y ennoblecer los lugares, donde estos se encuentran. Y los escritos, cuando dicen de las cosas hechas, como asentando y dando pruebas, se cargan de más verdad y quedan bordadas. Por otro lado estas obras nos defienden de la furia de los enemigos, y nos reconforta el verlas, al estar con suma belleza adornadas. Y nos dan infinita comodidad, consumiéndose en aquéllas, si no más, al menos la mitad de nuestra vida. Son aún necesarias para las pobres gentes, que, en aquéllas al trabajar, se ganan el sustento, de tal manera que los canteros de piedra, los cinceladores, los albañiles y los carpinteros, al trabajar bajo un solo nombre, hacen que se de fama a muchos.
Llegándose los autores para competir en la profesión, se vuelven raros en su ejercicio y por tales eternos en el renombre, que, como un brillante sol colocado sobre la tierra, rodean el mundo adornado y lleno de belleza. Porque la gran madre nuestra, de la semilla de sus genios y las obras de ellos mismos, logran convertir lo rústico, y tosco, en ligero y virtuoso logrando alcanzar otro grado mucho mas placentero.
El cielo, que da los intelectos al nacer, viendo estas hermosas obras salidas de la imaginación, ayudan alegremente al ver expresar los conceptos de los espíritus divinos y grandes intelectos de los hombres. Y en verdad, cuando tales talentos vienen del mundo, y tantos beneficios le hacen, la muy gran crueldad de la muerte se equivoca por impedirles el curso de la vida.
Aunque envidiosa, no podrá sin embargo ya nunca, truncar la gloria y el renombre de estas excelentes personas, consagradas a la eternidad, honrada su memoria (merced a los escritores) que se irá continuamente perpetuando de boca en boca, a pesar de la muerte y del tiempo; como se ve muy claramente en las mismas obras y escritos del Antonio de San Gallo.
En la arquitectura fue muy famoso y muy considerada su obra, y por sus trabajos no merece menor elogio que cualquier arquitecto antiguo o moderno, considerando su valor y su enorme espíritu. En el discurrir de las cosas era elocuente y sabido, solucionándolas rápidamente con sabiduría y presto para hacerlas. Nunca tuvo un arquitecto moderno, tantos hombres trabajando en un obra, ni con tanta determinación. Tenía tanta práctica por la multitud de obras que había hecho, y tenía el juicio muy sano y maravilloso conociendo bien las medidas, que parecía ciertamente imposible que talento humano supiera tanto.
Tuvo siempre los ojos en las cosas que hacía, para que no se salieran de los términos y medidas de Vitruvio, y de continuo lo estudió hasta que murió, y realmente demostró de entenderlo en el maravillosa obra y en el modelo de San Pedro, como en su lugar diremos.
Era Antonio hijo de de Bartolomeo Picconi de Mugello tonelero, quien, en su juventud aprendió el arte de carpintero, él partió de Florencia, sabiendo que Giuliano de San Gallo, su tío, estaba en asuntos en Roma junto con Antonio su hermano. Y con buen espíritu, entró en los asuntos del arte de la arquitectura, siguiendo a estos, prometía él que al final en la edad madura cumpliría las metas como se comprueba para toda la Italia, en tanto cosas hechas por él.
Se produjo que forzado Giuliano, por el impedimento que tuvo de su mal de piedra, de volver de nuevo a Florencia, y Antonio llegando a conocer a Bramante de Casteldurante, comenzó a ayudarle con los dibujos que se hacían, ya que era viejo y estaba con temblor en las manos, que le impedía trabajar. Antonio muy claramente y con pulcritud llevaba su tarea, que Bramante viendo en él equilibrio y mesura correspondiente, se vió obligado a dejarle el cuidado de infinitos trabajos que tenía que llevar, dándole Bramante las órdenes que quería, así como todas las invenciones y la composición que en cada obra tenían que hacer. En las cuales con tanto juicio expedición y diligencia se encontró servido de Antonio, que en el año 1512 Bramante le dio el cuidado del corredor que iba hasta los fosos de Castel Sant´Angelo, con cuya obra comenzó a tener un pago de 10 escudos el mes.
Se produjo que tras la muerte de Julio II, la obra quedó inacabada. Pero había adquirido Antonio ya nombre de persona lista en la arquitectura, y que en las cosas de las murallas tenía muy buenas maneras, y fue causa de que Alejandro primer Cardenal Farnese, ahora Papa Pablo III (lo fue hasta 1549), acabó en el capricho de querer restaurar su palacio viejo (#), en el Campo de Fioro donde vivía con su familia.
Con esta obra Antonio, deseaba ascender, e hizo muchos diseños dibujados en variadas maneras, entre los cuales había uno, con dos apartamentos, y fue lo que se ajustó a Su Reverendísima santidad, satisfecho, al querer dejarlos a sus hijos: Señor Pier Luigi y el Señor Ranuccio, a quienes quería mucho y pensó dejarles con tal obra acomodados. Y dando principio, de manera ordenada cada año se construía mucho.
Vino en este tiempo, que en el Macello de Corbi en Roma, cerca de la Columna Trajana, se construyó una iglesia llamada Santa María de Loretto (#), la cual a las órdenes de Antonio fue terminada a la perfección con ornamento muy bonito.
Creciendo su fama, muchos pretendían que les hicieran las cosas, estos que en belleza y perfección son los mejores, y se despertó el espíritu a Micer Marchionne Baldassini y, cerca de San Agustín, le hizo llevar con el modelo y a las órdenes de Antonio un palacio (#), que de tal manera se hizo, que aunque pequeño que es, se considera como el más cómodo y mejor alojamiento de Roma, en el cual se trabajaron la escalera, el patio, la galería, las puertas y las chimeneas con suma felicidad y gracia. Quedando Micer Marchionne grato, deliberó, a continuación animado, que Perino del Vaga pintor florentino le hiciera una sala coloreado con historias (#,#) y otras figuras, las cuales adornaron, y aportaron gracia y belleza infinita.
Al lado de la Torre di Nona llevó y terminó la casa de Centelli, que es pequeña, pero muy cómoda.
Y no pasó mucho tiempo que fue a Gradoli, lugar sobre el estado del Reverendísimo Cardenal Farnese, donde hizo construir para él un hermoso y cómodo palacio (Atribuido a su hermano Giovanni Battista San Gallo #). Y le hizo un gran favor al restaurar el castillo di Capo di Monta (#), con un recinto de paredes planas y bien fuertes.
Hizo por entonces el dibujo de la fortaleza de Capraruola (Dibujo original en Uffizi con planta pentagonal, terminado con modificaciones por Vignola #). Al encontrarse el Reverendísimo Monseñor Farnese satisfecho con sus servicios en tantas obras de Antonio, se forzó en quererlo bien, y continuamente aumentó su aprecio, y siempre que pudo hacerlo, le hizo un favor en cada empresa.
Se produjo que el Cardenal Alborense (Jaume Serra), para dejar memoria en la iglesia de su nación, hizo que le construyese Antonio, y le llevase a término, en San Iacopo del Spagnuoli, una capilla de mármoles (#) Es lo que queda, La iglesia de Santiago de los Españoles fue abandonada y trasladada en lo posible a Monserrato de los españoles) y una sepultura para él. Esta capilla entre los pilares la pintó toda Pellegrino da Modona, y sobre el altar, Iacopo de Sansovino hizo un San Iacopo de mármol muy hermoso (#); El trabajo de arquitectura ciertamente es tenido por celebradísimo.
Se produjo que Micer Bartolomeo Ferratino, por conveniencia y beneficio de los amigos, y para dejar memoria honrada y perpetua, hizo construir de Antonio en la plaza de Amelia un palacio (#), que es cosa muy honorable y bonita, donde Antonio adquirió renombre y beneficios no pequeños.
Estaba en este tiempo en Roma Antonio di Monta, Cardenal de Santa Prassedia, que por su buena calidad, al tener espíritu de hacer alguna cosa para dejar memoria en vida en el palacio dónde vivía y que está en Angone, donde está la estatua del Maestro Pasquino, en la plaza, quiso construir una torre (demolida en 1791), la cual, con muy bonita composición de pilares y ventanas del primero hasta el tercer orden, con gracia se le pidió el dibujo, que fue terminada de Antonio, y Francesco dell´Indaco trabajó en terracota figuras e historias en el interior y exterior.
Había entablado amistad con el Reverendísimo Cardenal de Arimino, que movido de gloria, para dejar a la posteridad su recuerdo en Tollentino en las Marcas, le pidió a Antonio construir un palacio (#), por esta obra fue recompensado Micer Antonio, pero quedándole el cardenal continuamente obligado.
Mientras que estas cosas pasaban, el renombre de Antonio crecía y se extendía, y se produjo que la vejez de Donato Bramante, y algunos de sus impedimentos, lo hicieron ciudadano del otro mundo. Por lo que el Papa León rápidamente asignó tres arquitectos para la obra de San Pedro: Raffaello de Urbino, Giuliano de San Gallo tío de Antonio, y fray Giocondo. Pero al poco fray Giocondo partió de Roma, y Giuliano, al ser viejo, tuvo licencia para volver de nuevo a Florencia. Donde Antonio, al servicio del Reverendísimo Farnese, encarecidamente le rogó, que quisiera suplicar al Papa León de que le concediese el lugar de Giuliano, su tío.
La cosa fue muy fácil de obtener. En primer lugar, por la virtud de Antonio, que era digno para este lugar. Además del interés y la benevolencia entre el papa y el Reverendísimo Farnese. Y en compañía de Raffaello de Urbino se siguió aquélla obra con mucha frialdad.
El papa fue a Civita Vecchia para consolidarla, y en compañía fueron infinitos señores, entre otros Giovan Paulo Baglioni y el Señor Vitello, del mismo modo, de personas listas, como Pietro Navarra y Antonio Marchisi arquitecto, que por comisión del papa había venido de Nápoles. Y al razonarse fortificar Civita Vecchia, infinitas y distintas fueron las opiniones; Antonio, entre muchos explicó su dibujo, que se confirmó del papa y estos señores y los arquitectos, que como fortaleza, resguardo y belleza se oía de todos como el mejor y el más fácil (Llamado fuerte Michelangelo, porque éste terminó una torre #). Por lo que adquirió gran crédito después en la corte.
Nació en este tiempo un desordenado miedo en el palacio Apostólico, por haber querido Raffaello de Urbino al hacer las logias papales satisfacer a muchos al hacer las habitaciones por encima de los cimientos, quedando muchos vanos con grave perjuicio para el resto que enteramente se carga el peso sobre aquéllos que tenían que resistir, y ya el edificio se hundía en tierra, por el enorme peso que tenía encima. Por lo que toda la corte fue evacuada, se dudaba que tal cosa en breve espacio pudiera terminar mal. Y ciertamente si no fuera por la virtud de Antonio que con puntales y vigas, fue rellenando aquellas estancias cimentándolo todo, dejándolas muy sólidas, como nunca estuvieron ni al principio, con lo que aumentó mucho su fama.
Tenía la nación florentina en Roma en tratos, el comenzar en via Giulia detrás de Banchi, su iglesia, que por mano de Iacopo Sansovino se dibujó (#).
Pero porque se puso demasiado cerca del río, fueron forzados a hacer un gasto de doce mil de escudos en unos cimientos en agua para aquélla. Quién lo llevó a continuación Antonio con gran talento y conducido con fortaleza. Lo que no encontró Iacopo, lo vió Antonio, e hizo una muralla sobre el agua de muchos brazos. Y más allá de esto hizo el modelo, que ciertamente es honrada como cosa rara, y altiva de llevarse a cabo.
Partió el papa de Roma y fue a Monta Fiasconi, y en este lugar ordenó que Antonio, a quien había llevado con él, que restaurase este castillo, ya antiguamente construido del Papa Urbano.
Antes de irse, en la Isla Visentina en el lago de Bolsena, ordenó hacer dos templetes de los pequeños (#), uno tiene por fuera ocho caras y redondo, fabricado con gracia y menor de orden, y el otro era por fuera cuadrado y por el interior de ocho caras, y en las caras de las equinas están cuatro nichos, uno para cada una, las cuales hicieron prueba de como sabía emplear la variedad en la arquitecturas.
Y mientras que estos templos se construían, volvió a Roma, y dio principio en la esquina de Santa Lucía, donde al presente está la nueva Cecca, al palacio del Obispo de Cervia, el cual no acabó (#).
Hizo aún el del señor Ottavio de Cesis, que resultó honorabilísimo. Cerca de Tribunal Savella hizo la iglesia de Santa María de Monserrato, que se tiene por muy bella (#).
Y del mismo modo hizo la casa de un Marrano, que está detrás del palacio de Cibo, cerca de las casas de los Massini dall Orso, no es muy grande.
Por este tiempo fue la muerte de León X (1521), y con él, la muerte de todos los buenos artistas y toda la virtud, ya que en el tiempo de Julio y León, alcanzó la perfección toda la arquitecturas, la escultura y la buena pintura, y se encontraron los estucos, y cada cosa muy difícil se realizaba de buena manera, con facilidad junto con las otras ciencias aún, pero a todas asesinó al ser nombrado el Papa Adriano VI. Y tanto a esta virtud se pegó, que si el Gobierno de la Sede Apostólica hubiera estado largo tiempo en sus manos, hubiera pasado en Roma en su pontificado, como en tiempos de Gregorio u otros viejos padres que atendieron solamente el espíritu y apreciaron poco la arquitectura. Al contrario fueron enemigos de las artes del dibujo, tan cierto es (como muchos afirman) que todas las estatuas que se salvaron de las ruinas de los godos, tanto buenas como malas, las condenaron al fuego, por ser cosas que hacían desviar a los hombres de la santa religión. Ya había amenazado Adriano (creo para mostrarse similar a aquéllos, como si la santidad consistiera en imitar los defectos de los hombres de bien, que alguno tienen) con querer tirar por tierra la capilla del divino Miguel Ángel, diciendo que era una sala llena de desnudos. Y despreciando todas las buenas pinturas y las estatuas, las llamaban lascivas y mundanas, oprobiosas y transitorias.
Esto fue causa que no solamente Antonio, sino todos lo que tenían talento, se pararon en sus cosas, y en su tiempo casi no se trabajó nada en la obra de San Pedro, debía también este Papa haber sido mucho más ardiente en esta obra, puesto que en otras cosas se quería mostrar enemigo.
Se puso pues Antonio a otras cosas, y restauró bajo el pontificado suyo las pequeñas naves (#) de la iglesia de Santiago de los Españoles, y reformó el frente de la fachada (ya irreconocible) con muy bonitas luces. Hizo trabajar el tabernáculo de la imagen de mármol travertino, el cual aunque pequeño tiene sin embargo mucho gracia, donde Perin del Vaga trabajó al fresco una hermosa obra (lo que queda #).
Habían estado ya las pobres virtudes, por vivir Adriano, en mal estado. Cuando el cielo, movido a piedad de aquéllas, deliberó que la muerte de uno resucitaría a miles. Y mejoró el mundo, y le puso en su lugar a quien mejor debía atender y con otro espíritu llevar las cosas del mundo. Pues nombraron Papa a Clemente VII, lleno de generosidad, para seguir los pasos de León y otros antecesores suyos.
Pensó que, que ya que en el cardenalato había dejado hermosas obras para memoria, debía en el papado, avanzar a todos renovando las obras con ornamentos. Este nombramiento fue un alivio para los virtuosos, y los tímidos y listos espíritus, que habían sido humillados, fue un gran respiro en su envilecida vida. Estos resurgiendo, dieron a continuación las honradas señales con sus obras, que en el presente se comprueba.
Antonio en comisión de Su Santidad se aplicó, y rápidamente rehizo un claustro en palacio, delante de las logias pintadas por encargo de Raffaello, que fue de enorme utilidad, yéndose antes por algunas vías torcidas extrañas y estrechas, y al ampliar Antonio dio orden armónico, y grandiosidad a este lugar.
Hizo en Banchi la fachada de Ceca antigua de Roma, con muy hermoso garbo en la esquina, vuelta en redondo (Presenta una ligera concavidad #), que se tiene por cosa difícil y milagrosa, y en aquélla puso las armas del papa.
Cimentó el resto de las logias papales, que por la muerte de León habían quedado sin terminan, por el poco cuidado de Adriano. Ahora Clemente por medio de Antonio las acabó.
Se produjo que Su Santidad, inteligente, deseaba que se consolidara Piacenza y Parma, y con infinitos proyectos y muchos modelos que se hicieron; deliberó el papa enviar a estos lugares, a Giulian Leno y Antonio, el cual se llevó a Piacenza a Ábbaco su protegido, y a Pier Francesco de Viterbo, un ingeniero muy valiente, y Michele de San Michele arquitecto Veronés, que hacia el proyecto para la Virgen de Fiascone. Y en Parma y en Piacenza llegados todos realizaron a la perfección los proyectos de esta fortificación De hecho, partió Antonio solamente a Roma y se encaminó a Florencia, para ver a los amigos suyos.
Estó pasó el año 1526. Y fue causa que, al pasear por las calles, como haría quien vuelve a su patria, Antonio vió una joven de la familia de los Deti muy hermosa, con mucho de Venus, y que por la gracia de aquélla se enamoró. Pero al preguntar por sus padres, pensó que no podría alcanzar su intención, y que no se la concederían por mujer, por la edad, por haber nacido de condición baja, considerando su servidumbre, y el desorden en que ponía su casa, y así mismo, lo cual mucho más hubiera debido considerar. Habló de ellos con los padres, que le desanimaron mucho, no siendo conveniente para ella, y que debía huir de eso, y que ha pesar de la opinión y mal grado de su hermano pretendía tener. Pero el amor, que lo tenía muerto, y el despecho y la competición le aumentó al apetito, por conseguir su objetivo.
Era por naturaleza Antonio con sus próximos obstinado y cruel. Hábito tan despreciable, fue la causa de que su padre que de continuo vivió para él, se vió en la vejez abandonado de su hijo, que más de esto, que por otra cosa murió. Era su mujer tan orgullosa y altiva, que no vivía como mujer de un arquitecto, sino de manera como muy espléndida Señora. Con tal desorden en gastos, que las ganancias, que fueron muy grandes, no valían para la pompa y la soberbia de ella. Que además de haber sido causa de que la suegra se fuera de casa y muriese en la miseria, no pudo ver nunca a derechas a los padres del marido, y solamente se preocupaba de los suyos, y todos los demás de ponerlos bajo tierra.
Siendo Batista hermano suyo, como nadie de talento bien dotado por la naturaleza, y adornado extraordinariamente de buenos hábitos, no dejó de servirle y honrarlo, siempre con solicitud, en todo lo que le fue posible. Pero todo en vano, porque nunca le mostró señal de ternura, en vida o en muerte.
Era de muy poca comodidad las salas en palacio, por lo que el Papa Clemente ordenó que Antonio sobre la Ferraria comenzara aquéllas donde se hacen los consistorios públicos, trabajo que Clemente celebró. A continuación, mandó hacer encima las habitaciones de los camareros de Su Santidad, y aún hizo encima el techo de estas habitaciones, la cual obra fue peligrosa por lo mucho que hubo que ajustar los cimentos. Y la verdad es que Antonio valía mucho, en sus obras nunca han aparecido fisuras, y ninguno de los modernos parece más seguro ni preciso uniendo muros.
Poco después le ordenó el papa que fuera a Santa María de Loreto (#), y ordenó que se cubrieran de plomo los techos, y aquélla, en ruina, la cimentó de nuevo, dándole mejor forma y mejor gracia como nunca tuvo.
Se produjo que la fuga por el saqueo de Roma hizo retirarse al Papa en su posesión en Orvieto, donde la corte muy grande, sufría de escasez de agua.
Vino en pensamiento el Papa de hacer con albañilería de piedra un pozo (#) en esta ciudad, con anchura de 25 brazos y dos escaleras talladas en el muro, una sobre otra a caracol, siguiendo el círculo del pozo, de tal manera: que los animales que iban por el agua, entrando por una puerta, llegando hasta en fondo, por la escalera de bajada, no tuviera que dar la vuelta cerrando el paso y llegados sobre el puente donde se carga el agua, sin volverse de nuevo, salir caminando por la otra escalera de caracol, que se encuentra sobre la de bajada, y en diferente puerta y contraria a la primera, salían fuera del pozo. Cosa de talento y maravillosa belleza, que se terminó casi antes de la muerte de Clemente. A continuación el Papa Pablo hizo terminar la boca del pozo, pero no como había ordenado Clemente. Es cierto que los antiguos no hicieron nunca una obra como esta, ni en industria ni de ingenio, estando el pozo en medio, que hasta en el fondo tiene luz a través de ventanas a estas dos escaleras, y que mientras la una sube la otra descienden hasta el final por el hueco.
Mientras que se hacía esta obra, se llevó a Antonio a Ancona, y ordenó la fortaleza (#) de esta ciudad, que continuó hasta su terminación.
Deliberó el Papa Clemente en tiempos del duque Alejandro, su nieto (Actualmente los historiadores lo creen hijo ilegítimo del mismo Papa Clemente VII), quien en Florencia hacía una fortaleza, para la cual el señor Alejandro Vitello con Pierfrancesco de Viterbo, pusieron las cuerdas a la puerta de Faenza (#), y por encargo de Antonio se llevó con tanta rapidez, que nunca persona en obra antigua o moderna la llevó antes a término. Se fundó de principio un torreón llamado Toso, donde se pusieron los epigramas y medallas infinitas, con ceremonias y pompas solemnes. Este trabajo se celebra hoy por todas partes en el mundo, y en esta ciudad se tiene por inexpugnable.
Antes de esto, fueron conducidos a Loreto, Tribolo escultor, Raffaello da Monta Lupo y Francesco de San Gallo el joven, que terminaron las historias de mármol comenzadas por Andrea Sansovino, que trabajaron con diligencia. Estaba entonces en Arezzo Mosca Fiorentino tallista de mármol raro y único del mundo, para las obras por grandes que sean, que hacía una chimenea de piedra a los herederos de Pellegrino de Fossombrone, que se la tiene por muy divina talla. A este le rogó Antonio que fuera a Loreto, y en este lugar hizo festones, que son divinos. Por esto con solicitud y amor tal obra y todos los adornos del habitáculo de la virgen quedaron terminados (#).
Llevaba Antonio en este tiempo entre manos cinco obras grandes, las cuales, aunque estaban situadas en lugares alejadas unas de las otras, con todas cumplió, y nunca faltó a ninguna, por su previsor talento y por la ayuda que le aportaba Batista su hermano. Eran estas cinco obras la fortaleza de Florencia, la de Ancone, la obra del Loreto, el palacio Apostólico y el pozo de Orvieto, que ya dijimos.
Por ese tiempo murió Clemente y fue nombrado Papa Pablo III Farnese, ya en su cardenalato muy amigo, lo cual le hizo pasar a tener principal crédito y mucho más favor. Porque, al haber Su Santidad hecho a Señor Pier Luigi, su hijo, Duque de Castro, envió a Antonio a esta ciudad, donde les hizo el dibujo de la fortaleza (Castro fue destruida por Inocencio X), que luego el duque le hizo a continuación cimentar a Antonio, y construir del mismo modo su palacio, que sobre la plaza lo amuralló, que lo llaman la Ostería. En este lugar i sobre el mismo hizo la Ceca de travertino, similar a la de Roma, y mucho otros palacios a más personas, fueran de la tierra o forasteros, con grandes gastos para quien no lo vio, sin reparos, todos de gran belleza adornados, y convenientemente cómodos.
Se produjo que el año que volvió el Emperador Carlos V victorioso de Tunicia, al tener en Mesina, Apulia y Nápoles, honorables arcos del triunfo de su victoria, y en viniendo Su majestad a Roma, se dio comisión a Antonio que en palacio de San Marcos hiciese de madera un arco triunfal, el cual realizó en ángulo, para que pudiera servir a dos calles, que no se vio nunca de tal clase tan altivo ni más proporcionado. Y en la verdad, si en tal obra se hubiera puesto gasto en mármoles, como hubo en la diligencia de conducirlo, con la sutileza y el estudio del arte en la madera, por mérito se habría podido numerar entre las siete maravillas del mundo. Y además, preparó toda la fiesta que se hizo, para el recibimiento de tan grande emperador, lo cual fue causa de que en Siena, Lucca y a continuación Florencia se hicieran variadas obras adornadas.
Hizo a continuación para el duque de Castro la fortaleza de Nepi (#), con toda la fortificación, que para dicha ciudad se ve inexpugnable y hermosa; y por otro lado, muchos diseños privados a ciudadanos de este lugar, donde enderezó muchas calles.
Hubo dictámenes de Su Santidad de que se hiciesen los bastiones de Roma, encargados (como se ve) muy inexpugnables. En los cuáles quedó incluida la puerta de Santo Spirito (#), que hizo con adorno rústico con travertino, de manera muy firme y muy rara, y con mucha magnificencia, que parece de las cosas antiguas. Este trabajo, después de su muerte, hubo quien pretendió arruinarlo, más movido por la envidia de su gloria, que por la razón. Y hubiera sucedido, si los hubiera dejado hacer quien gobernaba. Pero quien mandaba no lo permitió.
Bajo sus órdenes se cimentó todo el palacio Apostólico, que amenazaba ruina, y un lado de la capilla de Papa Sixto, donde están las obras de Miguel Ángel, y del mismo modo la fachada de enfrente, sin dejar la más mínima fisura, lo que le supuso más peligro que honor. Amplió la sala grande de la capilla de Sixto (La sala Regia, antesala de la capilla Sixtina #) y puso dos ventanales en lunetas en la cabeza que dan una luz maravillosa, y compartimentó la bóveda con estuco. Este trabajo puede considerarse como el más bonito y la más rica sala de todo el mundo. Y sobre aquélla añadió, para ira a San Pedro, una escalera de maravillosa dulzura al subirla (#, #, #), que entre los antiguos y modernos no se vio mejor aún; y la capilla Paulina (#), donde se tiene que poner el Sacramento, una gran obra muy hermosa y bien proporcionada, que por la gracia y la alegría que desprende sigue celebrándose en el presente.
Hizo la fortaleza de Perugia (Destruida en 1860), en la discordia que hubo entre ellos y el papa, donde las casas de Baglioni fueron destruidas, la cual terminó maravillosamente rápido y muy hermosa.
Hizo aún la fortaleza en Ascoli, y en pocos días la terminó, para que pudiera admirarse. Que los Ascolani y otros pensaron que ya nunca se podría hacer en muchos años. Al poner el cuerpo guardia, este pueblo se asombró y casi no lo creían.
Cimentó aún la casa suya en via Giulia (#) para las crecidas, cuando el Tiber rebosa en Roma, y dio principio y terminó el palacio donde vivía, cerca de San Biagio (# en Via Giulia 66, el palacio Sachetti, es posible su diseño, que aunque tiene una lápida con "casa de Antonio da Sangallo" es posterior a su muerte"), muy honorable y digna de un príncipe, donde gastó algunos millares de escudos.
Pero todo lo que hizo de ayuda y utilidad del mundo no es nada en parangón del modelo de la veneradísima y muy magnífica obra de San Pedro, que se encargó a Bramante, a la que él le dio un orden nuevo, y de extraordinaria gracia y proporcionada composición, y decoración, y distribución de sus lugares, con muy hermosos cuerpos situados, y quietos en todas partes, Por mano de Antonio d´Abaco, ayudante de Antonio se hizo de madera todo el modelo terminado, dónde ganó gran fama.
Reforzó los pilares de San Pedro para que el peso de la tribuna descargase su fuerza por otro lado de los cimientos, y los rellenó de firme y fuerte materia , lo que será la causa que aquélla obra no tenga más fisuras, ni amenace ruina, como le pasó a Bramante. Este magisterio si estuviera sobre la tierra, y no oculta en ella, maravillaría por su muy terrible talento. Por lo que el elogio y el renombre de este admirable autor deben darle un lugar de consideración entre los hermosos intelectos, y entre los talentos más brillantes, por quienes sabrán del valor de sus trabajos, así como por sus hermosas formas, que de tantas modalidades, y con sencillez, pretendió adornar con su arte este siglo.
Desde los antiguos Romanos de continuo los hombres de Terni y estos de Rieti eran enemigos, por los inconvenientes de la cascada de Marmore evidente cuando su crecida hace fuerza a una de las partes, por lo que los de Rieti lo querían abrir y los de Terni no querían permitir eso. Siendo así de continuo en cada tiempo, emperador o Pontífice que haya mandado en Roma, que lo tienen como de mala solución. Y hasta en tiempos de Marco Tullio Cicerón, se ordenó al Senado que decidiera tal diferencia (54 adc.), pero por las dudas hubo dificultad y nunca fue resuelta.
Y el año 1546 se envió los embajadores al Papa Paulo, y este envió a Antonio a que solucionara tal cosa, por lo que a su juicio se solucionaba desviando este lago (el Velino) a una banda, y poniendo un dique se tenía éxito; y lo hizo Antonio con enorme dificultad.
Por el calor del sol, al ser tan viejo y delicado, cayó enfermo de fiebre en Terni, y al poco rindió el alma al cielo. Mucho dolor sintieron los amigos y parientes, y universalmente todas las obras, que en verdad sufrieron. Como el palacio de Farnese, cerca de Campo de Fiori donde, a continuación se rehizo la escalera y algunos techos fuera del primero dibujo (Vignola), perdiendo la unidad de todo ello, que no parece de una misma mano. Del mismo modo San Pedro y otras murallas se deben sentir mal. Muerto se le llevó a Roma y con grande pompa fue llevado a la sepultura, al acompañarle todos los autores de diseños, y otros muchos amigos de él. Los vigilantes de San Pedro pusieron su cuerpo, cerca de la capilla del Papa Sixto en San Pedro; e hicieron colocar el siguiente epitafio:
ANTONIO
SANCTI GALLI FLORENTINO VRBE MVNIENDA AC PVB(licis)
Aprox. "Antonio da Sangallo Florentino, en su memoria que a la ciudad mejor dotó de defensas , obras públicas, y principalmente adornar el templo de San Pedro como arquitecto. Empezando los trabajos en el Lago Velini, por mandato de Pablo III, pontífice máximo, murió repentinamente en Termi. Isabella Deta, su inconsolable esposa lo puso, 3 de Octubre de 1546"