Capítulo I
De las distintas piedras que sirven a los arquitectos para los ornamentos, y estatuas en la escultura.
La gran utilidad, que aporta la arquitectura, no me corresponde a mi contarlo de nuevo, por encontrarse en muchos escritores, los cuales diligentemente y de largo lo han tratado. Y dejando de una parte la cal, la arena, las maderas, los hierros, y los métodos de cimentación y de todo lo que se emplea en la fabrica de ladrillo, las aguas, las regiones y los lugares ampliamente ya descritas por Vitruvio y nuestro León Batista Alberti, razonaré solamente, para servicio de nuestros autores y de cualquiera que desee ardientemente saber, como deben ser universalmente las fábricas, y cuánta proporción y unidad de cuerpo, necesitan para alcanzar esa gracia de belleza que se desea, brevemente recorreré junto, todo lo que me parece necesario para esta intención. Intentando dejar claro la enorme dificultad de trabajar las piedras, muy duras y tenaces, razonaremos las diferencias, pero con brevedad, de cada tipo de piedra que manejan nuestros autores, y el primero el pórfido. Esta es una piedra roja con minúsculas manchas blancas que llega a Italia desde Egipto; dónde comúnmente se cree que al extraerla es más blanda que cuando está fuera, porque la lluvia, el hielo y el sol; la hacen más dura y más difícil de elaborarla. De este material hay infinitas obras trabajadas, una parte con los cinceles, que van serradas, y rebajadas con ruedas y con esmeriles poco a poco; como se pueden ver en diferentes lugares y en diferente cosas, en cuadros, redondas y otras formas para hacer pisos y para las estatuas, para los edificios, en numerosas grandes columnas y pequeñas y, en fuentes con distintas máscaras talladas con enorme diligencia. Viéndose aún hoy en sepulturas con figuras de bajorrelieve y de mediorrelieve conducidas con gran trabajo, como en el templo de Baco fuera de Roma, en Santa Inés, la sepultura que dicen ser de Santa Constanza hija de Constantino Emperador, dónde hay muchos niños con viñas y uvas (museos vaticanos #), que dan fe de la dificultad que tuvo quien lo trabajó en la dureza de esta piedra. Lo mismo se ve en un pilón de San Juan de Letrán, cerca de la Puerta Santa (museos vaticanos #), que tiene historias; con gran número de figuras. Aparece aún sobre la plaza del Panteón una hermosa caja hecha para sepultura ( # en la capilla Corsini-San Juan de Letrán, tumba de Clemente XII), que está trabajada con gran industria y tesón; y es por su forma de enorme gracia y suma belleza diferente a las demás. Y en la casa de Egidio y Fabio Sasso tenía hábito una figura sentada de tres brazos y medio (#), llevada en nuestros días con el resto de las otras estatuas a casa de los Farnesio. En el patio del palacio del La Valle sobre una ventana hay una loba muy excelente, y en el jardín dos prisioneros atados, del mismo pórfido, de cuatro brazos de altura cada uno (#), trabajados de los antiguos con enorme juicio, arte y dibujo; hoy se celebran extraordinariamente por todas las personas excelentes, reconociéndose la dificultad que tuvieron en llevarla por la dureza de la piedra. En nuestros tiempos nunca se ha llevado las piedras de esta clase a esta determinada perfección, porque nuestros autores han perdido el método de templar los hierros e instrumentos para conducirlas. Verdad es que se va serrando con el esmeril y se pulen las columnas y muchas partes, para arreglar con ellas espacios planos y cosas diferentes de ornamento en las fábricas, y se va consumiendo a poco a poco con una sierra de cobre sin dientes tirada de dos hombres, las cuales ponen esmeril reducido en polvo y con el agua de continuo que la ablanda, finalmente logran cortarla. Para hacer columnas o mesas, se trabaja de la siguiente manera: se hacen para este efecto algunos martillos pesados y grandes con las puntas de acero templado con la sangre de un macho cabrío (lo último sin fundamento) y trabajados a manera de puntas de diamantes, con las cuales se golpeará muchas veces sobre el pórfido y rebajándolo poco a poco y reduciéndolo finalmente a redondo o a plano como más agrade al autor, pero con mucho cansancio y tiempo, pero no a formas de estatuas, que para esto no conocemos la manera; y se da el pulimento con el esmeril y frotándola con cuero, que toma un lustre muy apropiado trabajado y terminado.
Luego del pórfido, el serpentino, que es una piedra de color verde, a veces oscura, con algunas vetas en dorado a lo largo de toda la piedra, la usan los artistas para las columnas y baldosas en los pisos y en las fábricas; pero de esta suerte nunca se han visto figuras trabajadas, pero sí un infinito número de basas para las columnas y de patas de mesa y otros trabajos más materiales. Porque esta suerte de piedra se astilla, aún que pudiera se más dura que el pórfido, hay que trabajarle más suave y con más cuidado que el pórfido, se extrae de Egipto y Grecia, aunque su resistencia no es muy grande.
Más blanda que ésta es el cipolino, esta piedra que se extrae en distintos lugares; es de color verde áspero y amarillo, y tiene algunas grandes manchas negras cuadradas pequeñas, y otras bastante grandes, y blancas. De esta suerte hay en muchos lugares columnas grandes y sutiles puertas y otros ornamentos, pero no figuras. Este toma el pulimento como el pórfido y el serpentino y aún se sierra como las otras suertes de piedra dichas, y se encuentran en Roma infinitas trozos enterrados en las ruinas que cada dia vienen a la luz, y de cosas antiguas se hicieron obras modernas, puertas y otras suertes de ornamentos que hacen, y se ponen, para mejor parecer con enorme belleza.
Otra piedra es la llamada mischio (aglomerado) de la mezcla de distintas piedras unidas en conjunto y el hechas por el tiempo y la crudeza de las aguas. Y de esta suerte se encuentra copiosamente en diversos lugares, como en las montañas de Verona, en los de Carrara y en los Prato en la Toscana, también en Grecia y en Egipto, que son mucho más duro que los nuestros italianos; Esta piedra se encuentra de tantos colores como la naturaleza madre continuamente se han divertido y divierte en terminarlos con perfección. Mischio hay obras hechas en Roma, obras antiguas y modernas, como: columnas, estanques, fuentes, y ornamentos de puertas, y diferentes trozos con incrustaciones para los edificios y muchas partes en pisos. Se ven diferentes colores, a veces a la yema de huevo y al rojo, algunos hacen al blanco y al negro, otros al gris y al blanco manchado de rojo y veteado de más colores; algún rojos, verdes, blancos y negros que son orientales, que son de un tipo más duro y más bonitos de color y más finas, como en realidad dan fe hoy dos columnas de 12 brazos de alturas en la entrada de San Pedro de Roma, las cuales resisten en las primeras naves, y una a una banda y otra al otro lado. De esta suerte aquélla que se extrae en montañas de Verona, es mucho más blanda que la oriental, y es es rosada y tira a color amarillo; y estas suertes se trabajan muy bien en nuestros días con hierros y agua, y se pone en ventanas, columnas, fuentes, pisos, estípites para las puertas y en las cornisas, como lo pone en testimonio Lombardía y toda Italia.
Se encuentra otra piedra muy dura, mucho más tosca salpicada de negros y de blancos y a veces de rojos, del color del Tilo, comúnmente llamado granito. El cuál se encuentra en Egipto (en Assuan) se extrae en trozos muy grandes y alcanza alturas increíbles, como el obelisco en Roma, pirámides, columnas y en muy grandes pilas de baños que tenemos a San Pietro en Vincoli y a San Salvador del Laurel y en San Marcos (ahora en la plaza Farnese) en columnas casi infinitas, que por la dureza y resistencia no temieron ni fuego ni hierro; y ni el tiempo intenso, que todas las cosas derriba a tierra, no solamente no las destruye, que ni las ha cambiado en ellas el color. Y por esta causa los Egipcios se servían para sus tumbas, escribiéndolas, con caracteres extraños, la vida de sus grandes hombres, para mantener la memoria de la nobleza y la virtud de estos.
Venia de Egipto mismo, otra piedra gris, con tonos verdosos y negros y manchada de blanco, muy dura, pero nuestros cinceladores para la obra de San Pedro, no tienen problemas en trabajarla con hierros templados los restos antiguos, que redujeron las columnas y otras cosas a la finura que quisieron y dándole un hermoso pulimento similar al pórfido. De este terrazo ceniciento hay mucho en Italia en todas partes, pero los mayores se encuentran en la isla de Elba, donde los Romanos tuvieron continuamente hombres en infinito número extrayendo esta piedra. Y de esta suerte son las columnas del pórtico del Panteón, las cuales son muy bellas y de tamaño extraordinario; y parece que en el momento de extracción, son mucho más blanda que cuando se tallan, y que se trabajan con más facilitad en la misma cantera. Verdad es que es necesario trabajarlo para casi todo con martilletes que tengan la punta como los del pórfido y gradinas con una dentadura muy cortante.
Se extrae del mismo Egipto y algunos lugares de Grecia, determinada suerte de piedra negra que dicen de toque, que tiene este nombre porque al querer saber del oro, se frota sobre esta piedra y se conoce por el color, y con esto comparándolos se sabe. Hay dos variedades, la negra mencionada, y otra más basta, con más grano y de distinto color que no tiene la misma finura, con la que hicieron los antiguos algunas esfinges y otros animales, como en Roma se ven en diversos lugares, Se puede ver una figura en Parione de un hermafrodito acompañado de otra estatua de pórfido muy bonita (M. arqu.Nápoles). Es muy dura esta piedra para tallar, pero tiene una hermosura extraordinaria y luego de pulirse resulta admirable. De este mismo tipo se encuentra aún en Toscana en las montañas del Prato, cerca de Florencia a 10 millas, y en las montañas de Carrara, con esta se hacen las sepulturas modernas con desnudos y muchos sepulcros y nichos para los entierros. Está en la incrustación por fuera del templo de Santa María de Fiore de Florencia, para todo el edificio es una suerte de mármol negro y un mármol rojo (caliza de Monsummano), que todo se trabaja de la misma manera.
Se extrae alguna suerte de mármoles en Grecia y en Oriente, que es blanco y amarillento y muy transparente, que eran empleados por los antiguos para los baños y para todo que lugares donde el viento podía ofender a los residentes. Como hoy se puede ver algunas ventanas en la tribuna de San Miniato al Monte, lugar de monjes de Monta Oliveto, cercano a las puertas de Florencia, que dan claridad e impiden el viento. Y con este invento contra el frío se protegen las viviendas.
En estas mismas canteras se extraen otros mármoles sin vetas, pero del mismo color, con los que se hacían las más nobles estatuas. De estos mármoles muy finos se servía en la antigüedad para tallar ornamentos, capiteles y otras cosas de mármol para la arquitectura. Lograban obtener grandes trozos, como aparece en los gigantes de Monte Cavallo en Roma (# ,#,), y el Nilo del Belbedere (#) y en todas las más dignas y celebradas estatuas. Y se conoce ser griego, por el mármol, y la manera de las cabezas, el peinado y las narices de las figuras, que es una una línea recta continua por toda la frente hasta la punta de la nariz. Y esto se trabaja con los hierros ordinarios y taladros, y se da el lustre con piedra pómez y con tiza de Trípoli, y con el cuero y los muñequillas de paja se frota.
En las montañas de Carrara, en Carfagnana cerca de los montes de Luni, hay muchas suertes de mármoles: mármoles negros, pardos, rojos, veteados de gris y algunos otros pero esta es una capa que dejan el barro y el agua sobre el mármol blanco; que queda manchado con el tiempo, por el agua y la tierra, y toma ese color. Se extraen aún otros tipo de mármoles que son llamados Cipolinos, Salitrosos, Campaninos y Mezclados, y unos mármoles que blanquean como la leche muy agradables y perfectos para hacer figuras. Se han extraído bloques muy grandes. Incluso en nuestros días se extraen de nueve brazos para hacer gigantes, y de una misma piedra se hacen dos columnas, una para cada lado de la misma altura como las de la fachada (¿? interior) de San Lorenzo en Florencia. Y en estas canteras se ejercitaron todos los antiguos; y en otros mármoles mientras se extraían los emplearon para hacer esbozos, artistas que fueron excelentes escultores se ejercitaban continuamente en estas canteras, con las piedras haciendo pruebas para sus estatuas, esto se sabe por los muchos; vestigios que hay en este lugar. De esta suerte aun hoy los modernos sus estatuas, y no solamente para el servicio de Italia, que se envían a Francia, a Inglaterra, a España y Portugal; como aparece hoy para la sepultura hecha en Nápoles de Giovan de Nola, escultor excelente que está con Don Pedro de Toledo, Virrey de este reino, que todos los mármoles le fueron cedidos y llevados a Nápoles por el muy famoso y sobresaliente señor Cosme de Médici duque de Florencia, que esta obra se lleva a España (se quedó en la iglesia de Santiago en Nápoles). Estos mármoles son más sólidos, más enteros y flexibles para trabajarlos, y toman mejor belleza al pulimento, más que a otras suertes de mármoles. Verdad es que a veces se dan con algunas vetas, que los escultores llaman esmeriles, porque rompen los hierros. Estos mármoles se esbozan con unos cinceles de punta a manera de poliedro con caras más grandes o sutiles; y los continúan con los cinceles tipo formones, que en el medio del corte tienen una muesca, y según se avanza se cambian por más finos y con más muescas en el filo, y los atacan hasta que son pulidos con otro escoplo. Y esta suerte de hierros los llaman gradinas, porque con ellas van gradinando y reduciendo al final las figuras a las proporciones correctas; luego a continuación con limas rectas y curvas se van levantando los retos que permanecen en el mármol: y a continuación con piedra pómez frotando poco a poco le hace el pulido que se quisiera; y para las cavidades que hacen hacia dentro el mármol usan taladros de mayor o menor tamaño y de peso de doce libras a veinte, y con estos instrumentos se sirven para terminar cada suerte de trabajo y conducirlos a la perfección. Con los mármoles blancos veteados de gris los escultores y los arquitectos hacen ornamentos para puertas y columnas diferentes para las casas; y sirven para pisos y para incrustaciones en las fábricas, y lo emplean en múltiples cosas; y del mis mo modo hacen de todos los mármoles mezclados.
Los mármoles Cipolinos son otro tipo, de grano y de diferentes colores, y de esta suerte solo hay aún en otra parte de Carrara; y éstos suelen ser verdosos y llenos de vetas, y sirven para cosas diferentes pero no para figuras. Estos que los escultores llaman salitrosos, que tienen como congelada la piedra y que al lustrarlos aparece el brillo de la sal y su transparencia, son muy fatigosos para hacer figuras; porque tienen el grano de la piedra duro y grande, y porque en tiempo húmedo transpira agua continuamente que parece que suda.
Los mármoles Campaninos suenan cuando se trabajan y tienen un determinado sonido más agudo que los otros; éstos son duros y se rompen fácilmente más que otros y se extraen en Pietrasanta.
Se extrae otra piedra llamada travertino, la cual usamos mucho para construir y hacer adornos de distintas clases; en Italia se extrae en muchos lugares, como en Lucca y en Pisa y al este de Siena hay diferentes de bandas, pero las mayores vetas y las mejores piedras, esa son más hermosas, se excavan a orillas del río Teverone cercano a Tívoli, que este tipo parece que ha congelado el agua y la tierra, que por la crudeza y la frialdad suya no solamente congela y de petrifica la tierra, sino todo lo existente, las ramas raíces y las hojas de los árboles. Y por el agua que tiene en él no pudiendo terminar de secarse cuando se sumerge bajo el agua los poros de la piedra extraída se conservan, que parecen esponjosas y ventanasdas por fuera y dentro. Los antiguos con esta piedra hicieron las más maravillosas obras y edificios; como aparece en el Coliseo y el Tesoro público de San Cosme y San Damián y en mucho otros edificios, y se ponían en los cimientos (zócalos) de los edificios en infinito número; aunque al trabajarlos no fueron muy curiosos en terminarlos, pero servían rústicamente. Y esto hacían quizás porque tenían grandeza y soberbia. Pero en nuestros días lo trabajan sutilmente, como se ve en este templo redondo, que se ha comenzado y está por terminar, menos todo el basamento, en la plaza de San Luis de los Franceses en Roma; que lo llevó un francés llamado Maestro Gian (¿Jean Chenevières de Rouen?) que estudió el arte de la talla en Roma, muy raro que inició esta obra, que puede estar en parangón de las cosas excelentes antiguas y modernas que se puede ver tallado de tal piedra, esferas de astrología y salamandras con fuego, emblemas reales, y libros abiertos, con las letras trabajados con diligencia, trofeos y máscaras, que vuelven a dar prueba de la excelencia y la bondad de poder trabajarse esta piedra similar al mármol, aún que sea rústico; y se aporta en él una gracia para todo, viendo esta esponjosidad en los agujeros de unión, que dan tanta belleza. Esta suerte de piedra es buenísima para las murallas, y teniendo esta bajo escuadra o apuntalada, se la puede incrustar de estuco, y tallarse lo que se quiera; como hicieron los antiguos en las entradas públicas del Coliseo y en mucho otros lugares; y como hizo en nuestros días Antonio de San Gallo en la sala del palacio del Papa delante de la Capilla (Sixtina, el vestíbulo), donde tiene incrustaciones de travertino con estuco con distintas formas excelente.
Hay otra clase de piedras que tiran al negro (pizarra) y sirven a los arquitectos para pavimentar techos. Estas son placas finas, producidas capa a capa por el tiempo y la naturaleza para servicio de los hombres, que hacen aún pilastras, en mampostería juntando unas con otras, y los llenan con aceite según la capacidad del cuerpo de aquéllas, y lo conservan seguro. Lo extraen en el camino de Génova, (puntualiza en la giuntina, en Lavagna) y los pintores las usan para trabajar la pinturas al óleo, porque en ellas se conserva mucho mejor que sobre otras cosas, como a su lugar se razonará en el capitulo de la pintura (XXIV).
Del mismo modo pasa con la piedra Peperino, piedra negruzca y esponjosa como el travertino, la cual se extrae en la campiña de Roma; y de ella se hacen ventanas y puertas en diferentes lugares como en Nápoles y Roma; y le sirve también a los pintores para trabajar al óleo, como en su lugar contarán de nuevo.
Se extrae aún en Istria una piedra blanca lívida, que muy fácilmente se aplasta; y de ella se sirven no solamente la ciudad de Venecia, también toda la Romagna la usa, haciendo todos sus trabajos, tanto en marco como en talla. Y se trabaja con instrumentos de hierro más largos que lo normal, lo van trabajando con martilletes, y en segundo lugar siguen las vetas de la piedra, por ser muy frágil y evitar que ser rompa. Y de esta piedra puso en obra cosas grandes Iacopo Sansovino, que hizo en Venecia el edificio dórico del Panatteria y el toscano Zecca en la plaza de San Marcos. Y en todos los trabajos lo van usando por esta ciudad, en puertas, ventanas, capillas y demás ornamentos cómodos de trabajar; Aunque desde Verona por el río del Adigio llevan mischi, y otra suerte de piedras, aunque se ven poco, por tener más uso ésta primera. A menudo ellos los combinan con pórfido, serpentino y otras suertes de piedras mezcladas que hacen, acompañadas con las primeras, muy bonitas y adornadas.
Está la piedra serena, la gris llamada piedra berroqueña y la piedra fuerte, que mucho se emplea por Italia, y se encuentra en sus montes y máxime en Toscana, sobre todo en Florencia y su soberanía. Aquella que llaman piedra serena es azulada o con tonos cenizas, y se encuentra en Arezzo, en Cortona, en Volterra y por todos los Apeninos, y en las montañas de Fiesole que son muy hermosas, por ser allí extraída con muy grandes bloques, como se comprueba en todos los edificios que están en Florencia hechos de Filippo de Ser Brunellesco, el cual hizo con estas piedras, San Lorenzo y Santo Spirito y otras infinitas que están en cada edificio por esta ciudad. Esta suerte de piedra es muy bonita de ver, pero dónde se de la humedad y llueva o hiele, se desconcha; pero a cubierto dura el infinito.
Mucho más duradera que ésta y más resistente y mucho más bonita de color, llevando matices azulados, es la llamada hoy la piedra de Fossato; de la cuál, cuando se extrae primero lo tosco y arenosos, luego aparece con nudos y algunas rajas, hasta la tercera capa que es la más fina. De esta piedra Miguel Ángel se sirvió en la librería y en la sacristía de San Lorenzo, para el Papa Clemente; esta piedra es amable en su material, con la que hizo las cornisas y las columnas y cada trabajo lo hizo con tanta diligencia, que ni de plata conseguiría ser tan bonito. Y toma el pulimento muy bello y no se puede desear mejor cosa.
Fuera de esta hay otro tipo, de piedra serena por todo el monte, que es más dura y más basta y no tiene mucho color, que tiene como nudos en la piedra; que resiste al agua, y al hielo, y y se emplea en figuras y demás ornamentos tallados. Y de esta no es la Abundancia, figura de Donatello que está sobre la columna de Mercado Viejo en Florencia (rota al caerse en 1720), hay muchas estatuas hechas de artistas excelentes en esta ciudad, y por toda esta soberanía.
Se extrae por diversos lugares la piedra fuerte (Caliza), que resiste al agua, al sol, al hielo y a cualquier tormento; aunque requiere tiempo trabajarla, pero se lleva muy bien; y no se resiste mucho. La han usado tanto los góticos como los modernos, para hacer los más bonitos edificios que hay en la Toscana. Ésta tiene el color bastante pálida, con algunas vetas de blanco muy sutiles que le dan enorme gracia; y entre otras cosas se emplea para hacer alguna estatua y fuentes, porque resisten al agua. Y de esta suerte piedra se hicieron los muros del palacio de la Signoría, La Lonja, Or San Michele, y el cuerpo interior de Santa María de Fiore, y todos los puentes de esta ciudad, el palacio de Pitti y el de los Strozzi. Esta piedra necesita trabajarse con martilletes, porque es muy dura; y las otras piedras dichas antes, requieren trabajarse en el mismo método que se dijo del mármol y las otras suertes de piedras.
Pero, a pesar de las buenas piedras y de los cinceles, es necesario el arte, la inteligencia y el juicio en quienes las trabajan; porque es enorme la diferencia en los autores, teniendo una medida incluso del mismo material, en dar la gracia y belleza a las obras que trabaja. Y allí hay que distinguir y conocer la perfección de hacer de estos que saben de aquellos que no. Por consistir en extremo en todo lo bueno y bello de las cosas, elogiadas en el extremo del la perfección que se dan a las cosas, cosas que dicen los que saben, y es necesario en cada industria ingeniar para hacerla siempre perfectas y bonitas, y más, muy hermosa y muy perfecta.
Capítulo II
Lo que es el trabajo de bloque simple y el trabajo de bloque tallado.
Ya razonado sobre las clases de piedras, que para adorno o para escultura se sirven los autores nuestros para sus necesidades, diremos ahora como se trabajan para los edificios. Esto es dónde se emplean el compás y la escuadra para recortar los cantos, y se llama trabajo de marco. Y este nombre deriva de las caras y bordes que son cuadrados, porque se trata de cuadros planos y que la cosa esté derecha plana o en relieve y tenga canto, son trabajos de bloque, y sin embargo vulgarmente se dice entre los autores que se trabaja in cuadro. Pero si se tallan a continuación en los cuadros, frisos, follajes, óvalos, collarines, dientes y otras suertes de muescas, estos trabajos los llaman obra de bloque tallado o tallado. De esta obra de marco y de tallado se hacen todas las suertes de órdenes: rústico, dórico, jónico, corinto y mezclado, y cosas también en tiempos góticos en el trabajo gótico; y no se puede trabajar ninguna suerte de ornamentos, sin haber trabajado bloques simples de marco y luego a continuación se tallan, tanto para piedras mezcladas y mármoles en toda suerte piedra, y en cosas de ladrillos, porque incrusta sobre la obra el estuco haciendo luego el tallado, y del mismo modo de madera de nogal, y otras suertes de madera. Pero como muchos no saben conocer las diferencias en los órdenes, razonaremos distintamente en el siguiente capítulo lo más brevemente que podamos.
Capítulo III
De los cinco órdenes de arquitectura: rústico, dórico, jónico, corinto, compuesto, y el trabajo gótico.
El trabajo llamado rústico (Toscano) es el más bajo de todos los otros y más tosco, por ser el principio y el fundamento de los demás órdenes; y se hace en las cornisas más simples, en los capiteles y basas y columnas de cualquiera de sus miembros. Sus zócalos o pedestales que podría llamarse, dónde colocan las columnas, son cuadrados en su proporción, sólidos con una basa firme encima, las columnas están rematadas con un plinto que sirve de cornisa o capitel. La altura de la columna es de 6 diámetros de la base, en proporción a personas enanas pero capaces de resistir peso; y de esta suerte se ve en la Toscana muchas logias a lo rústico, con sillares y nichos entre las columnas y a veces no, y en muchos pórticos que acostumbraban los antiguos a poner en sus villas; y en la Campania se ven aún muchas sepulturas, como en Tivoli, y a Pozzuoli. Se sirvieron de este los antiguos para puertas, ventanas, puentes, acueductos, erarios (Hacienda o tesoro público), castillos, Polvorines, puestos de la artillería, puertos de mar, prisiones y fortalezas, donde se labran los sillares a punta de diamantes quedando las caras muy bonitas. Y de estas obras hay muchas en las villas de los florentinos, en portones, entradas, en casas y palacios solariegos; que no solamente aportan la belleza y ornamento infinito a estas tierras, que son de gran utilidad y comodidad de los ciudadanos. Pero los edificios mejores se encuentran en la ciudad, como la casa de los Médicis, la fachada del palacio Pitti, el de los Strozzi y otros infinitos. Esta suerte de edificios cuánto más firmes y simples se hacen y con orden y dibujo, tanta más maestría y belleza se les conoce; y es necesario que esta suerte de edificios sea más eterno y duradero que todos los otros, pues se trabajan con grandes piedras en las partes principales, y mucho mejor unidas, donde se van conectando por todo el edifico como una sola piedra de tan ligadas que van. Y porque están además pulidas resisten mejor el tiempo y la fortuna que lo hacen las otras piedras talladas y perforadas o, como dicen los nuestro, preparadas in situ por la diligencia de los tallistas.
El orden dórico fue el más compacto que tenían los Griegos y más robusto de fortaleza y cuerpo, y el más cercano a ellos, y no solamente los Griegos que los Romanos también dedicaron esta suerte de edificios a las personas que fueron grandes guerreros como emperadores de los ejércitos, cónsules y pretores; y entre sus dioses: Júpiter, Marte, Hércules y demás, teniendo siempre precaución de distinguir, según categoría, con la fabrica o puliendo o tallado o más simple o más rico, reconociéndose el grado y la diferencia entre los emperadores según la hicieron fabricar. Diremos aun que esta suerte de trabajo se puede emplear solo o ponerlo combinando con el rústico, en segundo orden o puesto sobre el. Con otros órdenes como jónico o corinto o compuesto, en la manera que nos mostraron los antiguos en el Coliseo de Roma, en el cual de manera ordenada emplearon del arte y juicio. Los Romanos triunfado no solamente sobre los Griegos sino en todo el mundo, en la cumbre hicieron obra en orden compuesto, por hacerlo los Toscanos compuesto de más maneras, como superior de fuerza y belleza, y como más parecido a los otros, coronando el edificio; Los adornos son hermosos, y dan a la obra una gran fineza que no se puede desear mejor.
Y volviendo al trabajo dórico, digo que la columna se hace de siete cabezas de altura; y su zócalo tiene que ser de un cuarto y medio de alto por uno de largo, haciéndolos a continuación encima las cornisas y debajo el pedestal con su toro (bocel o moldura) y dos planos, según lo trata Vitruvio; y su basa y el capitel son de igual altura, calculando el capitel desde el collarino hasta arriba. La cornisa suya con el friso y el arquitrabe puesto, resaltan a toda la línea derecha de la columna con las canales, que le llaman triglifos y entre relieves un cuadrado y dentro cráneos de buey, o trofeos o máscaras, escudos u otras imaginaciones. En el arquitrabe debajo de los triglifos tiene un friso con el mismo ancho que estos, y en el pie en relieve, se hacen seis argollas que los llamaban los antiguos. Y si se tiene que ver la columna acanalada en el dórico, estas tienen que ser veinte, y las caras de estas canales tienen que ser de canto vivo. De esta razón de obra hay una en Roma el Foro de los Bueyes (Foro Romano, con restos de la basílica Emilia) que es muy rico, y son de otra suerte las cornisas y los otros elementos al teatro de Marcelo, donde hoy está la plaza Montanara, obra en la que no se ve la basa, y la que está a la vista es de orden corintio. Y es una opinión que los antiguos no la hacían, y en su lugar intercambiada ponía un dado muy grande del tamaño de la basa. Y de esto hay en Roma en la Prisión Tuliana, (estructura interna de la iglesia de San Nicola in Carcere) dónde sus capiteles son de los más hermosos que se pueden ver en el dórico. En este orden, hizo Antonio de San Gallo el patio de la casa Farnese en Campo de Fiore en Roma, muy adornado y hermoso; Continuamente se ven de esta orden templos antiguos y modernos, y casas palacio, el cual por su solidez y el unión de las piedras son más duraderos y se mantienen más que lo hicieron otros edificios.
El orden jónico, por ser más esbelto que el dórico, se hizo por los antiguos a imitación de las personas que están entre las delgadas y las robustas; y de esto da prueba que lo emplean y aplican para Apolo, Diana y Baco, y alguna vez a Venus. El pedestal que resiste su columna, tiene un cuarto y un medio del alto, por uno de ancho; y la basa y la cornisa tiene la misma proporción. Su columna alza ocho cabezas y su base es doble, con dos toros, como la describe Vitruvio en el tercer libro tercer capítulo. Su capitel tiene giros o volutas o espirales o zarcillos que todos estas maneras los llaman, como se ve en el teatro de Marcello en Roma encima del orden dórico. Sus cornisas están decoradas con ménsulas y muescas, y su friso está con cuerpo redondo. Y al querer acanalar las columnas, se hacen en número de veinticuatro, pero divididas de tal manera que la separación entre canales sea la cuarta parte del canal, en plano. Este orden es hermoso y con mucha gracia y elegancia, y lo usan mucho los arquitectos modernos. El orden Corinto gustó universalmente a los Romanos, y con él se honraron divirtieron e hicieron con este orden las más adornadas construcciones, para dejar memoria de ellos, como aparece en el templo de Tívoli sobre el Teverone (río Anio), , y los despojos de Templum Pacis (templo de la Paz, ¿Columna de la basílica de Majencio ahora en Plaza Santa María la mayor?), y el arco de Pola, o en el Arco del puerto de Ancona. Pero muchos más bello es el Pantheon, es decir, la Rotonda de Roma, que es el más rico y el más adornado de todos lo que he dicho aquí de este estilo. Se construye el pedestal, que resiste la columna, de un cuarto y dos tercios de ancho, y las cornisas de encima y debajo, con la misma proporción, según Vitruvio; la altura de la columna es de nueve cabezas con la basa y el capitel, que será de altura como el grosor de la columna; y su base será la mitad de dicho de grosor, la cual usaron los antiguos para tallar en distintas modalidades. Y los adornos del capitel tendrán caulículos y sus hojas, segundo lo escribe Vitruvio en el cuarto libro, donde hace memoria de haber visto este capitel de la sepultura de una joven corintia. Quiénes le siguieron el arquitrabe, friso y la cornisa con las medidas descritas por él, muy talladas con las ménsulas y los óvolos y otras suertes de relieves bajo el saledizo. Y los frisos de esta obra se pueden hacer tallados con muchos follajes y aún hacerlos lisos o con letras, como eran en el al pórtico del Rotonda, de bronce sobre el mármol. Son las canales en las columnas en número de veintiséis, aunque siempre falta alguna; siendo la cuarta parte de separación entre canales, de la estría vista en plano, como muy bien aparece en muchas obras antiguas y modernas con estas medidas.
El orden compuesto, así bien Vitruvio no le hizo mención, ya que cuenta la obra dórica, jónica, corintia y toscana, creyendo tener demasiada licencia, el tomar de todos los cuatro órdenes, hacían cuerpos que representaban más a los monstruos que a los hombres. Pero acostumbraban a usarlo mucho los Romano y los imitan en el proceder los modernos, no podemos dejar de decir e informar sobre este orden y proporción en los edificios. Creyendo que si los Griego y los Romanos formaron los primeros cuatro órdenes y los redujeron a medida y a norma general, es posible que en el orden compuesto nosotros podamos realizar obras ahora en el orden compuesto y componiendo cosas que aporten mucha más gracia que hicieron los antiguos. Y por esto ya lo nombran algunos como compuesto, y otros como latino y para algún otro Itálico. La medida de la altura de la columna quiere ser de diez cabezas; la base de altura la mitad del grosor de la columna, medida similar al corintio, como aparece en Roma en el arco de Tito Vespasiano. Y el que quiera hacer a canales en esta columna, lo puede hacer similares al jónico o como el corintio, o como será el espíritu de cuál hará la arquitectura de este cuerpo que es mixto de todos los tipos. Los capiteles pueden hacerse similares a los corintios, pero el cimacio del capitel tiene que ser más grande, y los zarcillos o las volutas bastante más grandes como se ve en el arco antedicho. El arquitrabe de tres cuartos del grosor de la columna y el friso está lleno de ménsulas y la cornisa en proporción al arquitrabe, ya que el saledizo la hace mayor, como se ve en el último cuerpo del Coliseo de Roma; y en dichas ménsulas se pueden hacer canales como de triglifos y otras muescas según el dictamen del arquitecto; y la basa, donde apoya la columna tiene que ser de alta, dos cuartos, y las cornisas según su imaginación o le mande acabar su espíritu de hacerlas.
Empleaban los antiguos para las puertas o las sepulturas otro tipo de ornamentos, en vez de columnas, términos de distintas suertes: una figura que tiene una cesta en la cabeza por un capitel, otra figura de medio cuerpo y el resto hacia la base en forma de pirámide o de tronco de árbol, y de esta suerte hacían vírgenes, sátiros, putti y otras suertes de monstruos que con su fantasía les venía cómodo, y según los nacía en la imaginación los aplicaban.
Hay otro tipo de trabajo, que se llama Alemán (Gótico) , el cual es de ornamentación y proporción muy diferentes de los antiguos y los modernos; hoy no se emplea por los excelentes, que huyen de ello como monstruoso y bárbaro, olvidando la armonía en las cosas, que más es confusión o desorden, así puede llamarse; haciéndolo en sus edificios, que son muchos y que han corrompido el mundo, con las puertas adornadas de columnas sutiles y torcidas a manera de vides, que no pueden tener fuerza para resistir el peso con esa ligereza; y cosas por todas las caras y además con ornamentos, y hacían los malditos tabernáculos unos sobre otros, con tantas pirámides y puntas y hojas, que parece imposible que ello pueda resistir; y que parecen hechas de papel, que de piedra o mármol. Y en estos edificios hacían tantos relieves, rupturas, repisas y volutas, que desproporcionaban todas las obras que hacían, y a menudo de tantas cosas puestas, iban a tanta altura que el final de una puerta les tocaba el techo. Esta manera la inventaron los Godos, que por tener arruinados los edificios antiguos y muertos los arquitectos por las guerras, lo hicieron después, que construyendo de esta manera, volvieron a los techos en ángulo agudo y llenaron toda Italia de estos malditos edificios, que ya no se quieren hacer más, sin proporciones ni método en ellas. Quiera Dios que escape cada país en caer en tal pensamiento y trate los trabajos, que no poseen belleza y si mucha deformidad, y no merecen que se los miente en más que esto. Y ahora pasamos a decir las bóvedas.
De construir bóvedas con argamasa; de cuando se desarman, y de la masa de estuco.
Cuando paredes se terminan, y se empiezan a abovedar de ladrillo o toba o de piedra porosa, es necesario realizar un armazón de madera sobre el piso ajustada, y tomen la forma que se vaya a dar a la bóveda. La armadura necesita muy buenos puntales, de tal manera que el peso de la materia no lo haga ceder, y a continuación firmemente se tapan cada agujero con cantos y tierra, intentando que la mezcla no pasa por ellos cuando se lanza. Y luego de armada, sobre este plano de tablas se ponen cajas de madera, con relieve trabajado inverso, dónde vaya a ir un en relieve en un hueco cóncavo, y lo mismo para las cornisa y las demás molduras. Y al contrario, si las queremos lisas o con talla, deben fabricarse moldes de madera que las formen con barro estas molduras cóncavas, y con el mismo barro hacer planchas cuadradas de las molduras que tienen que quedar encastradas las unas en las otras en una superficie plana. A continuación se toma la cal con puzolana o arena tamizada muy fina, liquida bastante y grasa, y de esto se rellenan las incrustaciones completamente. Y se pone sobre ello los ladrillos elevándolos o reduciéndolos para darle forma a la bóveda hasta que se cierra finalmente. Y terminada a continuación se dejar asentarse que fragüe y consolide, hasta que seca completamente. Y a continuación se desarman los puntales, y las cinchas de madera, y toda la obra permanece tallada y trabajada como si fuera de estuco. Pueden quedar hoyos no bien acabados y se los rellena y restaura con estuco. Y de esta forma se han hecho los edificios antiguos, las cuales de estuco se trabajaron a continuación sobre aquellos. En las cosas que hoy día que hacen los modernos como en las bóvedas de San Pedro, y que mucho otros maestros lo hacen por toda la Italia. Vamos a decir como se da el estuco amasado, se hace en un mortero de piedra aplastando escamas de mármol, para eso es necesario que sea, hecho de escama de mármol blanco o travertino; y en vez de arena se toma cal de mármol aplastado y tamizado fino y se amasa con la cal, con p dos terceras partes de cal y una de polvo de mármol, y se amasa mas grueso o más fino, según el uso que tenga. Y de los cementos, se dirá a continuación en la escultura son más detalle, Pero ahora pasamos, a decir brevemente de las fuentes que se hacen en los muros y de los distintos ornamentos de aquéllas.
Capítulo V
Como hacer las fuentes rústicas, con sedimentos y argamasa de cal y como ponerles teselas y trozos pequeños de barro cocido en sus paredes.
Las fuentes, que en las paredes lanzan agua, fueron construidas por los antiguos en distintas formas y situadas en diversas ubicaciones, siendo metáforas de las cosas del agua, Hicieron algunas lisas, sin adornos y también rústicas, y las usaban en baños y lavabos, adosadas en las paredes siendo los pies de distintos mosaicos, y les divertía variar los motivos, de cosas marinas con los que las adornaron; imitando a estos, los modernos las hacen por distintos lugares de Italia, y de tales obras las tienen para adornar los lugares, y con distintas cosas rústicas también en las murallas imitando a los antiguos, y lo añadieron mucho, sobre todo componiendo la obra en orden toscano, cubiertos con sedimentos petrificados, que cuelgan a manera de raíces formadas con el tiempo o algunas por el sedimento de aguas aguas duras; como en Tíboli y al lago de Piè de Luco y en mucho otros lugares de Italia. Las estalactitas se ponen conjuntamente en las piedras con pernos de cobre o plomo, y uno sobre otros se llevan, suspendidos colgando; Entre las paredes adosados en la obra toscana, escondidos se arreglan los caños de plomo, divididos distribuidos los agujeros por donde se ven salir las aguas cuando se abre una llave que está en el principio de la cañería, en los conductos de aguas se hacen diversos surtidores, dónde a continuación el agua llueve sobre las estalactitas, y al pasar produce dulzura al oírlo y belleza el verlo. En realidad parecen una especie de grutas rústicas compuestas, imitando las fuentes selváticas en esta manera: para ello se toman piedras esponjosas y se les hace nacer la hierbas sobre ellas, las cuales se tratan en las pares con un desorden calculadamente selvático para que se vuelvan más naturales y más verdaderas. Otros con estuco las hacen más limpias y lisas, en los cuales mezclan un poco de esto y otro; y cuando aquél aun está fresco, ponen sobre él, frisos y dameros, conchas veneras, caracoles marinos, tortugas y pequeños y grandes nichos del derecho y al revés. Y de éstos se hacen en realidad en arcilla adornos y festones que figuran las hojas, y caracolas, y en los nichos hacen frutas, y caparazones de tortugas de agua, según les plantean. Entre otras cosas se hace de diversos de colores un mosaico rústico, tomando trozos de los vidrios que en las hogueras de los hornos a veces estallan; y aquéllas dónde cuecen los ladrillos, otras de distintos colores con resultados de, blancos, negros, verdes, rojas, según la fuerza del fuego; y que adosado a las piedras y aquéllas a las paredes con estuco se sujetan, y se hacen nacer entre ellos corales y otras cosas marinas, que aportan en él gracia y muy gran belleza. y con esto se hacen animales y figuras, las cuales recubren de esmaltes distintos colocados gruesamente, y se ponen en los nichos, que es bizarra cosa el verlos. Y de este tipo hacen los modernos en Roma, muchas fuentes, estas tienen la cualidad de despertar el espíritu al infinito, con tal deleite descansado del trabajo. Y el estuco que se da en paredes y trabaja, es el mismo del que razonamos, y por ello siguen siendo murallas. A estas fuentes el pavimento se le fabrica de piedras de río redondas y aplanadas, puestas de canto, para que imiten las ondas del agua, que quedan muy bien. Otros hacen en varias divisiones en pisos de ladrillo cocinado, terracotas con distintos departamentos vidriados al fuego, como en barros de tierra pintados de distintos colores y con frisos y follajes pintados; y esta suerte de pisos es más convienen para termas y baños que para las fuentes.
Capítulo VI
De el método de hacer pavimentos con mosaicos.
Todas las cosas que se hacen en la actualidad se encuentran hechas por los antiguos, aúnque con alguna dificultad en cada clase se encontraron, buscaron solucionarlo, dejando a la vista de los hombres hermosura y variedad así como que se pudiera percibir, por los posteriores la altura del talento de ellos. Entre otras cosas bellas encontraron están los pisos de piedras hechos con trozos de distintas mezclas de pórfido, serpentino y granito. Recortados redondos o cuadros y cualquier otra forma, que pudieron imaginar que pudiera hacerse, follajes y demás figuras dibujadas. Para mejor poder recibir la obra y trabajarla, troceaban los mármoles en pequeños trozos para con estos poder redondear y tirar derecho y torcer, en segundo lugar porque se venía mejor; al acometerlas más juntas. Estas partes las llamaron mosaico, y los pisos muchos edificios se hicieron así; como aún se comprueba en Roma en la Antoniana (Termas de Caracalla) y en otros lugares, donde se ve el mosaico trabajado con cuadros de mármol de los pequeños, llevando follajes, máscaras y demás fantasías, y con cuadros de mármol blancos y otros cuadros de mármol negro realizaron el campo. Estos se trabajaban de la siguiente manera: se hacía debajo una capa de estuco hecho de cal y de mármol, tan gruesa que baste para que queden las piedras unidas, luego se nivelaban; y una vez seco quedan perfectamente unidas y esmaltadas maravillosamente, que ni del caminar ni del agua se estropeaba. Por lo que este tipo de trabajo se tenía en enorme consideración. Procuraron con talento mejorarlo, con más modificaciones añadiéndole más bondad. Porque hicieron a continuación los mosaico de mármoles más finos; para baños y para los pisos de estos, y con más sutil magisterio y diligencia trabajaban finamente, haciéndolos variados e imitando la pintura con distintas suertes de colores aptos para eso con más tipos de mármoles, mezclando entre estos algunas partes de trozos de cuadros de mosaico de hueso de peces. Y lograban colores muy vivos, que donde el agua limpia, se veían su transparencia, que parecían vivos los pisos por los dibujos del mosaico, como se ve en Parione en Roma en la casa de Micer Egidio y Fabio Sasso. Porque pareciendo estas una pintura pueden resistir las aguas el sol y los vientos, parecen únicos para la eternidad, y pensando que tal obra se ve mucho mejor alejado, que no se ven las uniones. Luego adornaron las bóveda y las paredes, donde tenían que verse mucho. Y porque lograran defender de la humedad, pensaron que tal cosa se debería hacer de vidrio, consiguiendo al hacerlo un efecto muy bonito de ver, adornaron los templos y otros lugares; como se comprueba hoy en Roma en el templo de Baco (Interpretación errónea en la Iglesia de Santa Constanza) y otros. De estos de mármol derivan los que se llaman hoy mosaicos de vidrios (Plinio el viejo libro 36-189). Y de este de vidrio se pasó al mosaico de cáscaras de huevo, y de allí a los mosaicos con figuras e historias de claroscuro, que bien empleados, parecen pintados, como trataremos a su lugar en la pintura.
Capítulo VII
Cómo se conoce un edificio bien proporcionado, y que le conviene en general.
Para no detenerme en razonar de cosas particulares que me harían desviarme demasiado de mi intención, dejados están los detalles a los escritores de arquitectura, diré solamente minúscula consideración universal de como se conocen los buenos edificios y lo que les conviene reunir en la forma para ser útiles y hermosos a la vez. Cuando se llega pues a un edificio, si quieren ver si el arquitecto es excelente y cuanta maestría él tuvo, y si se reconoce si se supo arreglar a la situación del lugar y a la voluntad de quien le encargó el edificio, tiene que considerar todas estas partes: en primer lugar si levantó con fundamento pensando si este lugar estaba dispuesto y capaz de recibir esta calidad y cantidad de ornamentos, tanto al alto como al ancho de las habitaciones, como por los adornos de las paredes que estén situados de una manera amplia arriba o bajo; con tal que se divida ni muy grande ni muy pequeño y dando la calidad y la cantidad de columnas, ventanas, puertas, que estén proporcionadas por la caras de fuera y dentro, y en las alturas y grueso de las paredes y que todo lo que haya tenga sentido. Es de necesario que en la distribución del edificio las habitaciones tengan sus correspondientes puertas, ventanas, chimeneas, escalera secreta, antecámaras, escritorios, con todo lo necesario para la comodidad de los habitantes, sin que se vean errores; como sería una grande sala, con un pórtico pequeño y las habitaciones menores; Por ser todos miembros del edificio, es de necesidades que esté como el cuerpo humano también proporcionado, distribuido y ordenado, con las calidades y la variedad de edificios. Como los templos que son redondos, o a ocho caras, en seis caras, en cruz y cuadros; y los distintos órdenes según a que se dedique, y la importancia de quien pide levantar allí el edificio. Asimismo cuando se ve su dibujo de mano quien tenga juicio, verá las buenas maneras, que muestran la excelencia del autor y el espíritu del comitente. Para mejor apreciar un palacio; y esto dará para los otros edificios como método de poder conocer, cuando se ve, si está formado bien o no. En primer lugar hay que considerará la fachada de enfrente, como se ve levantada de tierra, si saliendo directamente de tierra, o sobre unos muros, que la dan mayor esplendor y para que las cocinas y las bodegas bajo tierra tengan más luz y más aire, que estos los defienden de terremotos y otros casos de infortunio. Igual que el cuerpo de un hombre es necesario que quede resguardado de los vientos, las aguas y las otras cosas de la naturaleza. Que esté provisto de sumideros centrales que se lleven juntos todos los desechos y malos olores que le puedan generar enfermedad. Pero primero la fachada tiene que tener decoro y majestad y estar dividida como la cara del hombre, la puerta en parte baja y en medio de la cara, tiene el hombre la boca en el rostro por pasa cada suerte de alimento, las ventanas para los ojos, aquí pero además conservando siempre paridad, y con ornamentos de arcos o columnas o pilares o nichos o cualquier suerte de adorno incluido labrados, con las medidas y órdenes de los que ya se razonó, dórico, jónico, corintio o toscano. La cornisa que resiste el techo cebe estar hecho con proporción de la fachada, lo suficientemente grande para que el agua no corra por la fachada ni moje a los que están debajo por protegerse. O sea que sobresalga en la proporción de la altura y la anchura de esta fachada. Al entrar en el primero recibidor, que este sea espléndido y de acuerdo con la fachada: allí por donde se pasa; debe ser esbelto y amplio, como la garganta, de tal manera que las aglomeraciones de caballos o muchedumbres, que siempre se producen, no molesten a los que estén de fiestas u otra alegría. El patio, figurado por el cuerpo, debe ser cuadrado, o puede ser un rectángulo de cuadrado y medio al igual que las partes del cuerpo; y se encargue de puertas y ventanas simétricas y de habitaciones con bellos ornamentos. Es conveniente que las escaleras publicas sean suaves de subir, porque cuando tienen pendiente rompen las piernas, y este elemento es el más difícil de poner en de las construcciones, por ser el más frecuentado y el más común. Se produce a menudo que para hacer más habitaciones las dañamos. Y es necesario que las salas con las habitaciones del piso bajo tengan un ambiente común, para el verano y que diferente habitaciones puedan usarlas más personas; y que en estas hayan salitas, salas y diversos tipos de habitaciones que respondan siempre a la principal; y se hacen las cocinas y las otras habitaciones, ordenadas y con unidad de composición ni una más alta ni más baja ni más grande ni más pequeña, que representarían hombres cojos, bizcos, estrábicos y tullidos; que consiguen que se reciban críticas y no elogios. Deben seguir un orden mientras se va componiendo los adornos, tanto las caras de fuera como dentro, y tener correspondencia y seguir los órdenes de las columnas, que fundidos de aquéllos no resulten largos o finos o grandes o cortos, conservando siempre el decoro de los órdenes suyos; Una columna fina no se le puede poner un capitel o pedestal grande, según el cuerpo serán los miembros, para que tomen elegancia y hermosa manera y dibujo. Y estas cosas son bien conocidas de quien sabe mirar, y tiene juicio, y medida de las cosas, porque según lo que ve celebrará o criticará las cosas. Y creo haber dicho suficiente de forma general de la arquitectura, porque hablar más de otras cosas no es el propósito.