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 Bramante de Urbino

Arquitecto

Biografía de: "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550

De enorme utilidad a la arquitectura resultó el impulso moderno de Filippo Brunellesco, que quiso imitar las obras egregias de los más cultos y maravillosos antiguos, como ejemplos tomados por él, en esta nueva imitación del orden y  conservación de la belleza, que a continuación siguiendo sus edificios, pone luz en sus obras.

Pero fue necesario a nuestro siglo crearlos, a Julio II, Pontífice hostil en dejar memoria, muy curioso, porque siendo muy ardiente su deseo, y era necesario que Bramante naciera en este tiempo, para que siguiendo los vestigios de Filippo, dejara a los que viniesen después de él, un camino seguro en la profesión de la arquitectura, siendo él, de espíritu, valor, talento y ciencia en este arte, no solamente teóricos, sino también prácticos en un ejercido continuo.

No podía la naturaleza formar un talento mas emprendedor, que ejerciese y aplicase las cosas del arte, con mayor invención y medida y con tanto fundamento como ese. Le favoreció mucho su virtud el encontrar un príncipe, a quien a los grandes talentos raras veces les pasa, con los gastos con los que pudiera mostrar el valor de su talento y las artificiosas dificultades que en la arquitectura mostró y que deseaba ardientemente.

La virtud que se extienden tanto en los edificios, los muros, y en las molduras de las cornisas, los fustes de las columnas, la gracia de los capiteles, las las basas y los cantos, las aristas, las escaleras, los relieves las bóvedas y cada orden de arquitectura extraídos por su consejo o modelo de este autor, logrando siempre elogios maravillosos de cualesquiera que lo ven. Donde esa obligación eterna que tienen los talentos que estudian sobre los trabajos antiguos, me parecen que también deben tenerlo a los trabajos de Bramante.

Porque sí también los Griegos fueron inventores de la arquitectura y los Romanos sus imitadores, Bramante no solo los imitó con sus invenciones nuevas, que nos enseñó, aumentando la belleza y la dificultad mucho en el arte, el cual se ha embellecido como hoy se comprueba.

Este nació en Castello Durante (Fue en Asdrualdo, hoy la ciudad de Fermignano al lado de Urbino) en el Estado de Urbino, de una pobre persona, pero de buenas cualidades.

Y en sus juventud además de leer y escribir mucho, se ejercitaba en el ábaco. Pero el padre que tenía necesidad de ganacias, al el ver que se divertía mucho dibujando, lo dirigió aun muchacho al arte de la pintura, en la cual estudió mucho las cosas de fray Bartolomeo, de otro modo llamado fray Carnovale de Urbino, que hizo la tabla de Santa María della Bella en Urbino (Se identifican trozos del retablo de Bartolomeo Corradini, #,#). Pero como siempre se divirtió con la arquitectura y la perspectiva, partió de Castel Durante yendo a Lombardía, ahora en una u otra ciudad manteniéndose con su trabajo lo mejor que podía. No sin embargo eran cosas de gran gasto ni mucho honor, no teniendo aún ni fama ni nombre con crédito. Para lo que deliberó de ver al menos algo notable, marchó a Milán para ver el Duomo, donde entonces se encontraba Cesare Cesariano, reputado buen geómetra y buen arquitecto, quien comentó a Vitruvio y, desesperado de no tener la remuneración que él se había prometido, pasó a ser un extraño que no volvió mas a hacer obras, y vuelto como un salvaje murió mas como un animal que como persona. Estaba aún Bernardino de Triviglio milanés, ingeniero y arquitecto del Duomo y un dibujante muy bueno, que Leonardo de sabe que tuvo por maestro raro, aún que su manera fuera cruda y bastante seca en la pintura. Es muestra de obra suya en el claustro de las Gracias una resurrección de Cristo (Destruida en la II guerra Mundial), con algunos escorzos muy hermosos, y en San Francisco una capilla al fresco, y dentro las muertes de San Pedro y de San Pablo (San Francisco en Breccia fue derribada en 1688).

Pero volviendo a Bramante, luego de considerada ésta obra y conocidos estos ingenieros, animado de suerte que él decidió enteramente dedicarse a la arquitectura. Donde, salió de Milán, y vino a Roma antes del Año Santo del 1500, en que conocidos y algunos de sus amigos paisanos y lombardos, le dieron a pintar en San Giovanni Laterano, sobre la puerta santa que se abre para el Jubileo, las armas de Papa Alejandro VI trabajada al fresco, con ángeles y otras figuras que la sostienen.

Bramante traía de Lombardía el dinero que había ganado y en Roma con algunas cosas, hizo algunos dineros; gastándolo modestamente, quería poder vivir sin tener que trabajar, y poder medir todas las construcciones antiguas de Roma. Y puesto a ello, solitario y meditativo en poco espacio de tiempo midió cuánto edificios había en esta ciudad y fuera por la campiña.

Y de esta manera el espíritu de Bramante, fue conocido por el Cardenal de Nápoles que decidió favorecerlo. Mientras Bramante seguía estudiando, quiso el cardenal rehacer a los monjes de Santa María de la Paz, el claustro (#) de travertino, y se lo encargó. Deseando agradar mucho a este cardenal, se puso a la obra con mucha industria y diligencia, y pronto la terminó. Y aún que no fuera del todo bella, le dio enorme renombre, por no haber en Roma muchos que entendiesen de arquitectura con tanto estudio y rapidez, como Bramante.

Llegó el renombre de esta rapidez a los oídos de Julio II, y le puso en mano la obra de los corredores del Belbedere (#), lo que hizo con enorme rapidez. Y estaba con tal furia en lo que hacía, y el papa, que parecían querer que tal obra más que fabricada naciese sola, que los encofradores llevaban de noche la arena y los tablones de sujeción, y en la cantera de dia la excavaban en presencia de Bramante, porque sin más fueran a cimentar sin verlo.

La inobservancia, fue causa de que sus trabajos casi todos se resquebrajasen, y tuvieran peligro de ruina, como pasó en este mismo corredor, donde un un panderón de 80 brazas se vino a tierra en tiempos de Clemente de VII y se rehizo a continuación por el Papa Pablo III, que lo hizo cimentar de nuevo y recreció. Son suyas en el Belbedere muchas subidas de escalera, variadas según el lugar, con altos y bajos, cosa muy hermosa, en orden dórico, jónico y corintio, trabajadas con suma gracia. Y tenía de todo ello hecho un modelo, que decían que era maravillosa, como aún se ve en tal obra cosas sin terminar. Hizo fuera de esto una escalera de caracol sobre las columnas que suben (#), que se puede subir a caballo, en la cual el dórico entra en el jónico y este en el corintio, y subiendo aparece el uno del otro, que está llevada con suma gracia y con artificio ciertamente excelente; la cual no le hizo menos honor que otras obras suyas.

Por lo que mereció del Papa, que sumamente le gustaba su virtud, que lo hiciera digno de la oficina del Piombo, en la cual hizo una matriz con un candelabro muy hermoso para la impresión de las bulas. Decidió el papa poner juntos en vía Giulia, que Bramante había alineado, todas las oficinas y tribunales de Roma en un lugar, por conveniencia para los negociadores en los asuntos, siendo de continuo hasta entonces, de mucha incomodidad, por lo que Bramante dio principio al palacio de San Biagio sobre el Tiber, donde está sin terminar aún un templo corintio, cosa muy rara, y el resto del comienzo de una obra rústica muy bonita (Los planos en uffizi).

Hizo aún en San Pietro in Montorio de travertino en el primero claustro un templo redondo (#), donde no se puede imaginar la proporción, orden y variedad, con la gracia y el mayor garbo que se puede presumir, y mucho mas bonito sería si toda la construcción del claustro, que no está terminada, se hubiera llevado como se ve en sus dibujos.

Hizo en EL Borgo el palacio que fue de Raffaello de Urbino trabajado de ladrillos y mortero con el ornado de la fachada, y las columnas, de obra dórica y rústica, cosa muy hermosa con la inovacion de hacer las cosas con mortero (¿? no ha sido localizada).

Hizo aún el diseño del ornamento de Santa María de Loreto (#), que luego continuó Andrea Sansovino, e infinitos modelos de palacios y templos, que están en Roma y para los Estados de la Iglesia.

Era muy terrible el talento de este maravilloso autor, que rehizo un diseño enorme para restaurar y levantar el palacio del papa. Y mucho le creció el espíritu al ver que las fuerzas del papa y su voluntad correspondían con las suyas, con su talento y que si tenía, que tirar la iglesia de San Pedro para rehacerla de nuevo, y para ello le hizo infinitos proyectos. Pero entre otros hizo uno que fue admirable, dónde mostró toda la inteligencia posible. Y con la resolución del Papa de dar principio la muy grande y muy terrible obra de San Pietro, hizo arruinar la mitad y, con la convicción y el espíritu de que por belleza, arte, invención y orden, así como tamaño, y riqueza y decoraciones tenían que superar a todas las obras que se hicieron en esta ciudad, aumentando la potencia de esta republica, y el arte y talento de tantos maestros principales, con su habitual rapidez la fundó; y en gran parte antes de la muerte del papa y la suya, la edificó de alto hasta el final del marco, donde están los arcos de las cuatro pilastras y abovedados con suma rapidez y arte.

Hizo aún la bóveda de la capilla principal, donde está el nicho, llevando a cabo al mismo tiempo la capilla llamada del a Rey de Francia. Encontró en tal trabaja el método de construir las bóvedas con cimbras de madera, talladas, que se hacen con sus frisos y los follajes con mezcla de cal; y mostró en los arcos, que están en tal edificio, la manera de hacerlos con andamios colgados, como se vió luego seguir haciéndolo a continuación a Antonio de San Gallo. Parece en esta parte, que terminó suya, donde la cornisa con orden torna, con tal gracia, que el dibujo de aquélla no se puede mejorar con ninguna mano. Se ven sus capiteles que están con hojas de olivo en el interior, y en toda la obra dórica del exterior extraordinariamente hermosa, de cuanto terribilitá (término vasariano, aprox. grandioso, formidable, y con mucha fuerza) era el espíritu Bramante; que si en verdad hubiera tenido las fuerzas iguales al talento, con que tenía adornado el espíritu, ciertamente habría hecho cosas inauditas, más que las que hizo.

Fue persona muy alegre y agradable, y se divirtió siempre ayudando a las personas cercanas. Y se dice que era muy inclinado a la religión, pero muy amigo de las personas listas a las cuales favorecía siempre que podía; como se ve que hizo al gracioso Raffaello Sanzio de Urbino, pintor celebradísimo, a quien condujo a Roma. Siempre vivió espléndído de acuerdo a su honor adquirido, donde los méritos de su vida lo habían colocado, si más hubiera tenido más habría gastado. Se divertía con la poesía, y de buen grado oía y recitaba tocando la lira, y componía algún soneto, si no tan delicados como se hacen ahora, graves al menos y sin defectos. Se le consideró experto y fue presentado a muchísimos señores que lo conocieron. Tuvo en vida una celebridad muy grande, y también después de muerto, porque la obra de San Pedro duró muchos años.

Vivió Bramante 70 años y en Roma, con honrosas exequias fue llevado por el tribunal del papa y por todos los escultores, arquitectos y pintores. Se enterró en San Pedro el año 1514 (no se ha encontrado su tumba). Y se le ha honrado a continuación con este epitafio:

MAGNVS ALEXANDER, MAGNAM CVM CONDERET VRBEM

NILIACIS ORIS, DINOCRATEN HABVIT.

SED BRAMANTEM TELLVS ANTIQVA TVLISSET,

HIC MACEDVM REGI GRATIOR ESSET EO.

aprox: Alejadro Magno al fundar la gran ciudad en la ribera del Nilo tenía a Dinócrates, Si hubieran conocido a Bramante los antiguos, más agradecido hubiera quedado el rey de los macedonios.

Fue de enorme pérdida para la arquitectura la muerte Bramante, que fue investigador de muchos buenos elementos. Él añadió a aquélla, la novedad de abovedar con mortero y estuco, ya empleados por los antiguos, pero perdidas arruinadas en su tiempo. Por lo que estos que van midiendo las cosas antiguas de arquitectura, encuentran en estas de Bramante no menos ciencia y dibujan que se hicieron en todas aquéllas, por lo que pueden ellas volverse a estos que conocen de tal perfección, uno de los talentos raros que ilustraron nuestro siglo. Dejó un discípulo, su amigo Giulian Leno, muy valido en las obras de su tiempo.

 

 

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