Dosso y Batista
Pintores ferrareses
Biografías de : "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Aunque el cielo diera forma y pintara las líneas, y diera a conocer como
poesía muda, siempre sin embargo permanecieron en el tiempo aunadas, la
pintura y la poesía. Siendo que si
una estaba muda, la otro razonaba, y el pincel con la astucia formase
los gestos maravillosos, mostrando lo que le dictaba la pluma, y formaba
con la pintura las invenciones que les convienen.
Y para juntar el don que a Ferrara hicieron a los hados, del nacer allí el divino Micer Lodovico Ariosto, acompañando la pluma al pincel, quisieron que naciese aun Dosso pintor de Ferrara; quién, si no fue tan raro entre los pintores como el Ariosto entre los poetas, hizo también muchas cosas en el arte, que son muy celebradas, y aun más en Ferrara.
Donde mereció que el poeta, confidente y amigo suyo dejara memoria honrada de él, en sus preclaros escritos suyos (Orlando furios, XXXIII, 8ª-2). De manera que en nombre de Dosso tomó más renombre de la pluma de Micer Lodovico universalmente, que habían logrado los pinceles y los colores que Dosso consumió en toda su vida, oportunidad y gracia infinita, de estos, que de los grandes hombres son nombrados. Porque el valor de las cultas plumas fuerzan infinito a dar creencia al elogio de aquéllos, aunque no los merezcan completamente.
Era el Dosso ferrarés, pintor que gustaba mucho al Duque Alfonso de Ferrara, en primer lugar por sus cualidades en el arte de la pintura y a continuación por su afabilidad, que mucho al duque divertía. Tuvo en Lombardía fama entre los pintores de hacer los paisajes mejores que ningún otro que en esta práctica lo intentara, a la pared o al óleo, o a aguada, máxime luego de continuación de la manera alemana si se ha visto.
Hizo en Ferrara en la iglesia Catedral una tabla con figuras al óleo (#), tenida por muy hermosa, y trabajó para el duque en el palacio muchas de las habitaciones junto con su hermano llamado el Batista, que siempre fueron rivales uno del otro, aunque trabajaban juntos.
Hicieron al claroscuro el patio del Duque de Ferrara las historias de Hércules y pintaron una infinidad de desnudos en aquéllas paredes . Y del mismo modo para toda la ciudad trabajaron, en paredes y en tabla, donde muchas cosas pintaron.
Hicieron en Módena, en el Duomo, una tabla (#), y se marcho a Trento para trabajar en el palacio del cardenal en compañía de otros pintores, donde hicieron muchas cosas de su mano (en el Castillo del buen consiglio, de 19 salas trabajadas, quedan 9, # # #).
Luego fueron conducidos por el Duque Francesco María, junto a Girolamo Genga a Pesaro, que paso a incluir, teniendo al presente la ocasión, ya que me parece obligado hacer esta mención de su rara virtud.
Era de Urbino, y muy amigo del gracioso Raffaello, al que ayudó mucho mientras que Girolamo hacía en Roma en vía Gulia, a la Compañía de los Sieneses, la tabla de la resurrección de Cristo (#), ciertamente muy elogiada.
Trabajó a continuación en Cesena, y les hizo un tabla juzgada como cosa muy hermosa (# + predela #, #), y otras también para toda la Romaña.
Siguió a su exilio a Francesco Maria Duque de Urbino, el cual a continuación de vuelto a su estado, lo empleó como arquitecto en muchas cosas de su soberanía. Y particularmente en la colina llamada "la Imperial", en las cercanías de Pesaro, donde hizo muy hermosas construcciones (# #). Las cuales fueron dibujadas por Raffaello da le Borgo, Francesco da Furlí, Camillo Mantovano y otros pintores, como los Dossi de Ferrara, y al final el florentino Broncino.
Las obras fueron causa que, después de la muerte del duque, su hijo Guidobaldo pidiera hacer, siguiendo las órdenes de Girolamo Genga, la sepultura de mármol que quiso hacer a su padre, de Bartolomeo Ammannati de Settignano (todo perdido), del que las esculturas hoy están en Florencia en la Anunciación en la capilla de San Niccolò, en una sepultura de mármol.
El mismo Genga, condujo a Urbino a Batista Veneciano, el cual, para el Duque Guidobaldo hizo al fresco la bóveda de la capilla principal del Dumo (1789 se incendió). Pero al estar vivos cada uno de éstos, y al trabajar afortunadamente, no debo más razonar.
Volviendo de nuevo a los Dossi, digo que decoraron una de las habitaciones de la Imperial (La de las musas. La de las cariátides es visible #, # ), la cual se demolió, al no agradar al duque y se rehizo por los otros maestros que había allí.
Hicieron en Faenza en el Duomo para el caballero de Buosi una muy bonita tabla de un Cristo que disputa en el templo (restos de la tabla en la pinacoteca de Faenza), en la cual realmente se superaron a ellos mismos, por la nueva manera que emplearon en aquélla.
Finalmente vuelto Dossi ya viejo, y trabajando poco, tuvo luego del Duque Alfonso una pensión, aunque por un mal que le vino, ya debilitado, en poco tiempo pasó de esta vida.
Siguió trabajando Batista, su hermano, que vive aún (Murió en 1548, dato que corrobora también en la vida de Miguel Ángel, que la edición Torrentina de 1550 estaba terminada unos 3 años, antes de salir de imprenta), quien muchas cosas hizo después de la muerte de Dossi, manteniéndose en buen estado.
Fue el sepelio en Ferrara, su patria. El mérito principal suyo, fue pintar bien paisajes. Estuvo en este tiempo el Bernazzano Milanese que sobresalía por hacer paisajes, hierbas y animales, tanto terrestres, como pájaros, y acuáticos; aunque no trabajaba mucho las figuras, y como aquél que se encuentra imperfecto, que hizo en compañía con Cesare da Sexto, que las hacía muy bien y de buena manera.
Se dice que Bernazzano hizo en un patio al fresco con paisajes muy bonitos y tan bien imitados, que al ser pinta un arbusto pleno de fresas y maduras y verdes y florecidas, algunos pavos reales engañados de la falsa apariencia de aquéllas, muy a menudo intentaron tomarlas, que terminaron con la calcina y el enlucido.