Seguramente los creadores de algo notable tienen enorme resonancia en las plumas de quienes escriben la historia, y eso es porque son más observadas con gran atención y como maravillas. Las primeras invenciones, causan mayor deleite, que cuando se realizan mejoras a continuación de cualquier invención, para reducirla a los últimos grados de perfección. Pero no se mejoraría una cosa si esta antes no diera principio, ni se podría mejorar ni perfeccionar, ni llegaría al final a sobresalir con una belleza maravillosa. Mereció pues Duccio Sanese, pintor muy considerado, por llevar el elogio de estos que después de ha sobresalido luego de muchos años, por trabajar en Siena, en los pisos del Duomo (Se empezaron en 359, bastante después de su muerte), primeramente el mármol en claroscuro con figuras dentro, en las cuales hoy los artistas modernos han hecho maravillas que se ven hoy. Trabajó la imitación de la manera antigua, y con el juicio muy sano logró honestas formas a sus figuras, las cuales expresadas de forma excelente con toda la dificultad de tal arte. De su mano la idea y los dibujos y los comienzos del proyecto del pavimento, y en el Duomo hizo un tabla, que en su tiempo se puso el altar mayor (#) y a continuación se retiró para dejar sitio al tabernáculo del Cuerpo de Cristo que al presente se ve.

Hizo aún para Siena, en campo de oro, muchas tablas, y en particular una en Florencia, en Santa Trinitá (Elena Águila la traductora de Cátedra, piensa que Vasari lo confunde con #, pero el error es muy grueso para el ojo de Vasari). Pintó a continuación muchas cosas en Pisa, en Lucca y en Pistoia para diferentes iglesias, donde en todas fueron elogiadas en dichas ciudades, por lo que adquirió nombre y ganancias.

Nada se sabe donde murió, ni nacido de qué padres o que patrimonio dejó. Basta saber que ha dejado el arte de la invención de la pintura en el mármol al claroscuro, mérito suficiente para encomiarlo en el arte y elogiarlo infinito, por lo que debemos contar entre los benefactores que han aportado al ejercicio nuestro grado y adorno. Lo recordarán tras su encuentro quienes van buscando la dificultad de las raras invenciones, por la memoria que deja las creaciones maravillosas. Se encuentran las obras hechas en el 1349 (Los expertos lo dan por muerto ya en el 1318).