Francesco di Giorgio
Escultor y arquitecto sienes
Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Lo que más adorna la virtud en el mundo, es la nobleza y las buenos hábitos, que tienen la fuerza de levantar de cualquier fondo, cada extraviado talento y noble intelecto. Quienes tratan con tales personas, llenándose no solamente de las partes buenas pues en ellas resaltan otras virtudes, que hacen esclavos la belleza y de ver en un solo sitio conectados tantos frutos sabrosos, el olor y el gusto aportado por estos hombres los hacen suspirar por sus recuerdos después de muertos, y de ellos continuamente se escriben memorias; como realmente merece que sean elogiadas y escritas las obras de Francesco de Giorgio escultor sienés.
El cual ya no solo fue excelente y raro escultor, sino que también era arquitecto, como abiertamente muestran las figuras que después de muerto dejó en Siena su patria; de las cuales en bronce con un hermoso vaciado hizo dos ángeles hoy colocados sobre el altar mayor del Duomo de esa ciudad (Allí siguen "custodiándolo" #), los cuales con su enorme paciencia pulió y acabó.
Era Francesco persona que se entregaba en el arte más por diversión y porque le agradaba, siendo bien nacido y suficientes de facultades, no le conducía la avaricia o conseguir alguna remuneración. Donde pretendió aún probar obra en la pintura, e hizo algunas cosas no tan perfectas sin embargo como en escultura y en arquitectura.
Porque lo trataba comenzó trabajar para el Duque Federigo de Urbino, a su servicio, dibujando el palacio de Urbino, hizo en primer lugar el modelo, hasta que lo llevó a tal como hoy se ve (#, hay consenso en que hizo partes). Este no fue causa de tenerlo en menos consideración que sus esculturas entre los hombres para su memoria. Y si se hubiera dedicado más a ello, hubiera sido famoso, ya que, infinitos escritores, por ser Academia que en tal lugar y en ese tiempo se encontró, fueron los que celebraron tanto el edificio, que puede Francesco de tal obra estar safisfecho tanto como cualquier otro autor. Recibió de este príncipe infinitos regalos, siendo ese amante singular de tales hombres;
y por otro lado luego que a Siena se volvió loado, mereciendo los honores y el grado, que en Siena su patria, había adquirido, fue elegido como uno de los señores de esta ciudad. Pero llegado finalmente a la edad de 47 años, por un mal, que a las piernas le vino, quedó tan carente, que poco tiempo duró; no le valió los baños ni otros remedios para prolongar la vida. Fueron sus estatuas y la arquitectura que hizo por el año 1470, y mereció este epitafio:
QVAE STRVXI VRBINI AEQVATA PALATIA
COELO
QVAE SCVLPSI ET MANIBVS PLVRIMA SIGNA MEIS
ILLA FIDEM FACIVNT VT NOVI CONDERE TECTA
AFFABRE ET SCIVI SCVLPERE SIGNA BENE.
aprox: Lo que construí en Urbino palacios que rozan el cielo, y las numerosas esculturas hechas por mis manos, son fidedignas de tener gran técnica, y de que supe esculpir con arte.
Dejó a su compañero y muy querido amigo Jacopo Cozzerello, quien se dedicó a la escultura y a la arquitectura del mismo modo, e hizo algunas figuras de madera que está en Siena (Obra atribuida por cronista amigo suyo, # #), y comenzó la arquitectura de Santa María Magdalena fuera de la puerta de Tufi, que quedó inacabada a su muerte.