Lorenzo Ghiberti
Pintor Florentino (puede ser una errata del editor)
Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
No hay duda que en todas las ciudades los que con una rara virtud tienen una cierta reputación entre los hombres, son luego después un ejemplo y una santa luz en los que viven en su época y en los que nacen a la vida, Aparte de recibir alabanzas infinitas y premios extraordinarios durante su vida. Lo que más despierta las mentes del pueblo y hacen parecer a los hombres menos fatigosa la disciplina de los estudios, que el honor y la utilidad que proceden del sudor y la virtud; Con ellas se rinde fácil no resultando ninguna empresa difícil, y con un mayor comienzo aumenta la virtud en ellos, pues con las alabanzas del mundo se ensalzan. Son muchos los que viendo y sintiendo esto, aprendiendo de lo bueno, se ponen al trabajo buscando las recompensas, para merecer para sí mismo lo que ya han merecido sus compatriotas. Y de esto hacían los antiguos en las ciudades a las que mantenían su belleza, con los galardones que sus hijos lograban y con los que a su tierra nativa honraron; Todos los artesanos que han recorrido este camino de esta manera, tarde o temprano han sido reconocidos como le ocurrió a Lorenzo di Cione Ghiberti conocido como di Bartoluccio. El cual, para demostrar el amor antes por si mismo, y a su tierra nativa, mereció del escultor y arquitecto Filippo Brunelleschi y del escultor Donato, (ninguna referencia hay, de que Donatello concursara a las puertas) artesanos excelentes, que le cediesen su lugar y en verdad reconocieran, aun siendo proclives a lo contrario, que en el vaciado de metales Lorenzo era un artista mejor que ellos. Si es verdad que glorificó a estos, también confundió a muchos presumidos, que se ponen y ocupan el lugar de trabajo de gente con virtud, pero no logrando ningún fruto, aún sufriendo mil años en hacer algo propio, estorbando y oprimiendo la técnica de los otros con malignidad y con la envidia más grande. Aun Lorenzo fue aventurado por encontrar cerca de él, hombres que tenían talento para saber el valor de su virtud, y de dar meritoriamente el premio grato al trabajo y las recompensas y ese grado que merece; y para ser más feliz, encontrar a los artesanos sin envidias y la gente de su patria aficionada a la virtud, porque le dejó en herencia a su tierra nativa la más hermosa y majestuosa obra del mundo.
Era por lo tanto Lorenzo hijo de Bartoluccio Ghiberti, (ilegítimo) y a partir de sus primeros años aprendió el arte de orfebre con el padre, que era artista excelente y que le enseñó a este lo que le convenía, y tanto que Lorenzo lo hizo mucho mejor que su padre. Le gustaba mucho más del arte de la escultura y del diseño, y buscaba tiempo para manejar los colores y hacer algunas figuras pequeñas de bronce que terminó con mucha tolerancia. Se deleitaba mucho copiando acuñaciones de las medallas antiguas, y estuvo retratando a muchos de sus amigos. Y mientras que trabajaba con Bartoluccio aprendiendo la profesión, en el año 1400 se corrompió el aire de peste en Florencia y con la cosa, no pudiendo trabajar en el taller, acordó con un pintor, al que el señor de Arimino y Pesaro, Pandolfo Malatesta, (sería su hijo) había pedido unos trabajos en la Romaña por entonces y con el se fué, llevando a sí mismo lejos de la peste, y Lorenzo le ayudó en la estancia principal y en otros muchos trabajos que con él fueron diligentemente terminados. Por ello adquirió en su juventud más honor y fama que se podría con esa edad. Ni unos ni otros lo apartaron del trabajo duro hecho por él, y del continuo estudio del dibujo y del trabajo con la ceras en relieves y estucos de cosas pequeñas. Ninguno de los dos quiso estar muy lejos de su tierra nativa, y parada la peste, el señor de Florencia y el arte de Mercaderes deliberaron (teniendo en ese tiempo la escultura excelentes artesanos nativos y forasteros del gusto de los florentinos) y como ya muchas veces habían razonado, debían ser terminadas las otras dos puertas de San Juan, templo antiguo e importante de esa ciudad. Y se pidió que se invitase a todos los artistas, que fueran tenidos como los mejores en Italia, que comparecieran en Florencia para hacer una prueba de una historia en bronce, similar a las que Andrea Pisano había hecho ya en las primeras puertas, Deliberando Bartoluccio escribir a Lorenzo, le informó de estas decisiones donde aún seguía trabajando, aconsejándolo para volver a Florencia a la prueba de maestría; que esto era una ocasión de darse a conocer y poder demostrar su talento, y dibujaría su beneficio, que ni unos ni otros tendrían necesidad de trabajar en mas encargos. Las palabras de Bartoluccio removieron la cabeza de Lorenzo, y aunque el Señor Pandolfo el pintor y toda el su corte le tenían gran afecto, Lorenzo logró la licencia del señor y del pintor, con mucho trabajo y disgusto de ellos para liberarlo, no dejando ni unos ni otros de hacerle promesas y aumentos de provisiones, no le parecían horas a Lorenzo sino mil años el volver a Florencia. (Vasari está reproduciendo los mismos comentarios de Ghiberti) y volviendo a su tierra nativa se encontró feliz. Muchos forasteros habían llegado ya, presentándose a los cónsules del arte, que entre todos los artistas eligieron a siete, tres florentinos y los otros de la Toscana, y les dieron una provisión del dinero, en condición de que en el plazo de un año haber terminado una historia de bronce del mismo tamaño que eran las de la primera puerta, Y para la prueba, eligieron que dentro fuera la historia de cuando Abraham sacrifica a su hijo Isaac , que pensaron debería ser compleja para demostrar la dificultad del arte, por ser la historia que lleva dentro paisajes, desnudos, vestidos, animales, y que permitía hacer las primeras figuras de altorrelieve las segundas de mediorrelieve y las terceras de fondo o bajorrelieve. Eran los competidores de este trabajo Filippo di Brunellesco, el florentino Donato y Lorenzo di Bartoluccio, y de Iacopo della Quercia sanese, y Niccolò de Arezzo su discípulo, de Francisco di Vandabrina y Simone da Colle llamado de los Bronces; (En los comentarios de Ghiberti aparece Nicholo Lamberti y no Donatello) que prometieron ante los cónsules entregar la historia en el tiempo dicho y cada uno dió comienzo, al estudio y se aplicaron con diligencia y la mayor fuerza para superar la excelencia de los otros, llevando los trabajos que hicieron secretamente, para que no les copiaran las mismas cosas. Lorenzo, contaba con Bartoluccio que lo dirigía y le hizo hacer un trabajo de mucho esfuerzo y muchos modelos, y antes de comenzar el trabajo, pedía a los ciudadanos que los vieran continuamente, y a veces a forasteros que pasaban, para que le dieran su opinión, y causa de las opiniones el condujo un modelo muy bien trabajado y sin ningún defecto. Hechas las formas del molde, y luego del vaciado del bronce, quedó muy bien, y él con Bartoluccio y su padre comenzaron a pulirlo con tal amor y paciencia, que no podría hacerse, ni unos ni otros terminarlo mejor. Y continuando hasta que acabó el tiempo que tenían para presentarlo al juicio, en el que todos los artistas ya las habían terminado. (#, se conserva, y la de Brunelleschi #) Y llegado el juicio del arte de Mercaderes, y considerando los cónsules y a muchos otros ciudadanos, resultó variada la opinión sobre las obras. Muchos forasteros habían llegado a Florencia, eran pintores, orfebres, y escultores el resto, que fueron llamados por los cónsules para que dieran su juicio de estos trabajos con otros que convinieron que vivían en Florencia. Que el número era 34, y que cada uno de su arte era el más experto. Y aunque fueran diferentes opiniones, gustando más la manera de uno o de otro, vino a ser un acuerdo sin embargo en que el de Filippo di Ser Brunellesco y el de Lorenzo eran los mejores porque había abundancia de figuras y mejor compuestas en el de Bartoluccio y mejor terminada la historia que los otros, que no había hecho ni siquiera Donato en su obra, aún de su gran diseño, ni Jacopo de la Quercia que no alcanzaba a aquél, las de los otros tres de Francesco di Valdanbrina y de Simone de Colle y de Niccolò d`Arezzo eran la menos buenas. Donato y Filippo, aprobando la diligencia y el amor que Lorenzo había empleado en su obra, luego de comentarlo a solas, resolvieron que el trabajo debía otorgarse a Lorenzo, siendo el parecer publico y lo mejor en privado, pues Lorenzo, siendo hombre joven de 20 años, habiendo de practicar para hacer en esa profesión más frutos y mayor hermosura como su historia prometía, que había logrado conducirla con mayor juicio que ninguno, diciendo que no dársela sería producto de la envidia mientras que, el lograrlo sería fruto de su virtud y trabajo. (Nada del discurso siguiente está en la edición de 1568) Con estas cosas Filippo y Donato entraron en la audiencia donde estaban sentados los cónsules, y habló Filippo en esta forma:
"La experiencia que ustedes han hecho con tantos artistas excelentes, cónsules y caballeros, ha estado muy a propósito, dejándonos a la vista la diferencia de maneras, y estilos, y quién es el mejor para hacer el honor a nuestra ciudad. Y entre los que han venido a nosotros forasteros, no pasan a los artistas de nuestra ciudad, de hecho, por los trabajos ellos siguen siendo inferiores en ingenio, diseño, dibujo, vaciado y acabado, cosas de las que no carecen los nuestros. Y, como afortunadamente Donato y yo dudábamos quien, nosotros hemos juzgado, que primero Lorenzo Ghiberti es aquél al que dar en pago de este honor, y este trabajo de las puertas. Porque es joven y voluntarioso de adquirir reputación, hará el trabajo siguiendo tal, y que no solamente como él ya ha pasado en su hora a todos estos artesanos, él se ganará cada día a si mismo. Y aún de la opinión de quienes tienen que juzgar, que desean dármelo para compañero, renuncio a esta compañía, porque yo tuve que ser el principal y hacerlo yo, o tuve que ser excluido de la obra, como al presente me excluyo. Porque quizás si no he conseguido parecer el más excelente en este trabajo, ese sea mi defecto, yo intentaré enmendarlo, para llegar a ser el más importante en otra. Por lo que concluyo que por nuestra opinión el trabajo se debe dar sin duda alguna a Lorenzo".
Hicieron ya los cónsules significar de quién tuvieron que juzgar, que seguían siendo comparables la obra de Lorenzo con la historia de Filippo, y que era su intención de que colaboraran haciendo este trabajo a medias. Pero ni unos ni otros con los ruegos, pudieron que Filippo cambiase, su opinión, deliberando este que si deseaban, que él trabajase en ello, le dieran todo el trabajo a él, y que no tuviera que dividir la Gloria de su trabajo ni el de las recompensas a medias. Donde los cónsules, no siendo capaces, en ganarle en razones a Filippo e incluso Donato, encargaron este trabajo a Lorenzo finalmente. (constan los sueldos como ayudantes: Massolino, Bernardo Ciuffagni, Paolo Ucello, Donatello y Michelozzo)
Mucho honró a Filippo y Donato, de una mente clara, y en verdad una acción honesta sin pasión, y con un juicio sano e imparcial; el ejemplo más grande del amor que tenían al arte, estimando más el trabajo de la virtud ajena, que su propio interés y el beneficio. Que esta generosidad aumentó la reputación y virtud de ellos, tanto como a Lorenzo la Victoria y el haber conseguido tan gran trabajo en su tierra nativa y a una juvenil edad.
Con la diligencia más grande empezó la obra Lorenzo comenzado, con el trabajo de San Juan opuesto en la época, y donde habría de estar la puerta de él; dividiéndola de similar manera en compartimentos como se hizo cuando la diseñó Giotto, para las nuevas puertas que puso e hizo dentro Andrea Pisano veinte historias del nuevo testamento. De forma similar dispuso los espacios, puso la historia de los cuatro evangelistas dos por puerta. De pie y de igual modo, los cuatro doctores de la iglesia, con diferentes ropas y actitudes: hay quién escribe, lee otro, y piensa otro,
En el marco del ornamento en cuadros dentro hay historias y alrededor de los cuadros, hojas de hiedra formando un friso que los enmarca y en las esquinas un busto (cambió 48 cabezas de león de Andrea, por cabezas humanas, actualmente están las cabezas de león, #) de hombre o mujer en tondo, representando a sibilas y profetas, muy hermosos, que muestran la variedad de Lorenzo y la calidad de su talento con esa demostración de diversidad de rostros. Y compuso la historia ordenándola, desde el nacimiento de Cristo siguiéndola, hasta su Muerte y Resurrección. Se puede apreciar si la puerta está cerrada, pues abierta las historias quedan a lados distintos. La describo como si estuviera cerrada, y fueran consecutivas y no crear confusión. Sobre los evangelistas y los doctores, ya mencionados en los cuadros, a continuación, en la banda hacia santa María de Fiore, al principio está la anunciación de la virgen, que se vuelve con gracia por la llegada del ángel, con una actitud en la Virgen hacia el ángel de miedo contenido, de súbito temor. En la otra parte está el nacimiento de Cristo, la virgen está descansando, de dar a luz, yace reclinándose; cantan los ángeles a mientras José contempla a los pastores. Al lado contrario en la otra puerta a la misma altura está, la llegada de los Magos y la historia continua, con la adoración, y la entrega de los presentes; está el cortejo con los caballos enjaezados hecha con gran talento. Al lado está la disputa de los doctores dentro del templo, en los cuales está la expresión admirada de atención mirando a Cristo, encontrándolo Maria y el José con alegría por esto. Encima de la anunciación y a continuación, esta Juan, reconociéndolo en el Jordán, y el bautismo de cristo. En la historia se ve la fe de uno y la reverencia del otro en sus acciones. Al lado de esto a continuación, está Cristo tentado por el diablo, que asustado por Jesús, hace un gesto de espanto, demostrando reconocerlo, que es el hijo de Dios, otro lado, están los mercaderes del templo siendo expulsados, con la plata por el suelo, las víctimas para el sacrificio, las palomas y otras mercaderías; en el cuál están las figuras al caerse unas encima de otras, todos a escape con mucha gracia. Al lado siguió Lorenzo con el naufragio de los Apóstoles, y con San Pedro fuera de la nave, rescatado por Cristo a punto de hundirse bajo el agua; recibe ayudas de los Apóstoles desde allí con abundantes y variados gestos en la historia. De forma similar se ve la fe de San Pedro yendo hacia Cristo. Recomienza de nuevo en la historia del bautismo, y en la otra parte con la transfiguración en el monte Tabor, donde expresa con la actitud de los apóstoles que están deslumbrados ante la vista celestial ya que desconocen aún la divinidad de Cristo, manteniendo la cabeza en alto y los brazos extendidos, en medio de Elías y Moisés. Y al lado de esto la resurrección del hombre muerto Lázaro, el cual salió del sepulcro atado de pies y manos, ¡vaya! María Magdalena, que besa los pies del Señor con mucha humildad y reverencia. Al lado, a continuación de esto, en la otra puerta, cuando va en asno a Jerusalén, donde los hijos de los hebreos en variadas actitudes portan ramas de olivos y las palmas, con los apóstoles que siguen al Salvador. Y al lado está la Cena de los Apóstoles, hermosa y bien repartida, fingiendo una mesa larga, la mitad dentro y mitad fuera. Encima de la Adoración en la Transfiguración está la oración en el huerto, donde se reconoce en el sueño varias actitudes de los Apóstoles. Y junto a este y seguido cuando es capturado, y el beso de Judas, donde hay muchas cosas a considerar, y los Apóstoles que están huyendo, y los Judíos que apresan a Cristo con mucha fuerza y gallardía, y al otro lado figura Jesucristo atado a la columna que se retuerce de dolor por los golpes con una actitud de compasión, además se ve en esta como los judíos le azotan con rabia y venganza muy terrible en las marcas y acciones que hacen. A continuación está al lado cuando se lava las manos Pilatos, y lo sentencia a la cruz. Encima de la adoración del huerto en otra banda en la última fila, comienza donde lleva la cruz a la muerte, con la furia de los soldados, que en sus actitudes tiran con fuerza; y en Maria, que presenta en los gestos de dolor y lágrimas que no se puede ver mejor. Al lado está Cristo crucificado, y de la tierra con lástima en su gestos La virgen y San Juan Evangelista, seguidamente al lado está la resurrección de Cristo donde los guardias están dormidos y Cristo aparece glorificado con unos miembros perfectos y hermosos con toda la industria e ingenio de Lorenzo. La venida del espíritu santo está en el último vano que es recibida, con una actitud dulcísima, abajo por la gente. Fue llevado este trabajo hasta el final con finura y perfección con trabajo duro y largo tiempo pues así es en las obras de metal. Considerando tanto los miembros desnudos como todas las partes bellas que tienen, incluso las ropas viejas que hacía Giotto, se ve todo lo hecho de forma y a la manera moderna, con grandeza en las figuras y una gracia muy tolerante. En verdad que la composición de cada historia está bien ordenada y bien repartida que merece una mayor alabanza, que había logrado Filippo al principio. Fue reconocido de los ciudadanos honorabilísimamente él y sus cosas y, elogiado sumamente por los artesanos de la tierra y forasteros. Costó esta obra fuera de los adornos que son también de metal y festones tallados de frutas y de animales, 22.000 florines, y pesa el metal de la puerta 34.000 libras. Acabada esta obra y como les pareció bien a muchos lo que hizo Lorenzo, y a los cónsules del arte de los Mercaderes, deliberaron que hiciera en un pilar al aire libre en Or San Michel, y en un nicho, que está entre Tundidores, un bronce de cuatro brazas y media en memoria de San Juan Bautista (#), en la cual no dejó de trabajar hasta que la terminó (1414-16 rompiendo la cláusula de trabajo exclusivo en las puertas hasta su conclusión); es una obra muy elogiada entonces y ahora, y en el manto le hizo un friso con letras, donde le puso su nombre dentro ("opus laurentii", obra de Lorenzo). Y en el frontispicio del tabernáculo probó a hacer un mosaico, con un profeta de medio cuerpo.
La reputación de Lorenzo había crecido dentro y fuera de Italia, por su artística maestría en el vaciado. De manera que habiendo hecho Iacopo della Fonte, el Vecchietto sienés y el Donato, para la señoría de Siena, para su San Juan, de adornar ese, con figuras de bronce con historias para el Baptisterio del templo, y habiendo visto los sieneses los trabajos de Lorenzo que hacía en Florencia, y acordaron con él que hiciera 2 historias de la vida de San Juan Bautista. El bautismo de Cristo (#), acompañado de muchas figuras con ricos vestidos y él desnudo; y otra cuando San Juan es apresado para llevarlo ante Herodes (#), con la que venció y ganó a las otras historias que habían hecho los demás, y por esta historia fue sumamente elogiado por los de Siena y otros que la vieron. Tenían que hacer en Florencia una estatua los maestros de la casa de la moneda, en unos nichos alrededor de Or San Michele, frente al arte de la lana, hizo un san Mateo (#, varias fuentes lo dan de Michelozzo, que estaba en su taller) con la misma altura que el sobredicho San Juan. Encargada a Lorenzo la hizo a la perfección, y fue más elogiada, por hacerla de una manera más moderna que la usada en el San Juan. Al lado y en el mismo lugar en una hornacina deliberaron los cónsules del arte de la lana, que fue razón esa estatua, de encargarle otra igual de la misma proporción de metal y la misma altura que las otras dos que están allí, y les hizo el patrono suyo san Esteban (#), con un acabado y barnizando del bronce muy hermoso. La estatua los dejó satisfechos de la misma manera que las otras obras que ya había trabajado antes.
Estaba de general en los frailes predicadores por ese tiempo Messer Lionardo Dati el cual quería dejar memoria en Santa Maria Novella, de la profesión que había tenido en su tierra nativa, y pidió que le fabricase Lorenzo una tumba de bronce (#), con un retrato de natural como hombre muerto yaciendo en la parte de arriba, fue elogiado y quedó satisfecho de ello, por lo que desde allí le pidieron hacer para Santa Croce, Lodovico de gl'Albizi y, di Niccolò Valori. (Puede que diseñara las tumbas, pero las realizó Filippo di Cristófano)
Quedaron honrados en el convento de los Ángeles los cuerpos de tres mártires, Proto, Jacinto y Nemesio; pero para mayor honor, encargaron a Lorenzo una caja de metal (#), en la que puso unas guirnaldas que sostienen unos ángeles en bajorrelieve y donde están escritos sus nombres dentro. Y de esto que quedó muy honorable vino la voluntad de los operarios de Santa María del Fiore de hacerle una sepultura de metal para poner el cuerpo de San Cenobio (#), obispo de Florencia, de tres brazas y media de ancho y dos de alto. Donde además de los ornamentos de la caja, en el cuerpo de esa hizo una historia del niño resucitado por San Cenobio luego que la madre lo había dejado a su cuidado y que había muerto estando ella en peregrinación. En la otra cara resucita un muerto atropellado por un carro y a un siervo de uno de los dos siervos enviados por san Ambrosio asesinado en los Alpes, y que San Cenobio con la presencia lastimosa del otro, con compasión le viene a decir: "Ve , que el duerme, lo encontrarás vivo". En la parte de atrás están seis ángeles que sostienen una guirnalda de hojas de olmo, y tiene talladas letras en memoria y alabanza del Santo. Trabajó duro, con ingenio y arte, y a su terminación fue elogiada por su belleza extraordinaria.
Según terminaba obras Lorenzo, iba creciendo su nombre y su reputación, trabajando y sirviendo para infinitas personas en metal tanto en plata como en oro. Y de estos le llegó a manos de Juan, hijo de Cosme de Médicis, una cornalina enorme tallada de él y dentro Marsías desollando a Apolo (desaparecida) y que dicen que sirvió como sello del emperador de Nerón. Y siendo piedra tan grande y también echa con tan maravillosa talla, cosa rara, se la dio Juan para que le hiciese alrededor un ornamento entallado de oro. Lorenzo talló el ornamento durante meses, y cuando fue acabada del todo, la obra que lo ceñía en redondo no era menos hermosa por calidad y perfección que esa piedra. La cual fue la causa de que el oro y la plata se trabajase, como muchas otras cosas que hoy no se encuentran, destruidas por la avaricia y la necesidad de estos metales.
Igualmente de oro hizo un broche al Papa Martín (Sigue copiando los datos de los comentarios de Ghiberti), para su capa y dentro figuras en redondo en relieve entre las que había joyas preciosas obra muy excelente. Tallada en oro la mitra con unos maravillosos follajes con muchas pequeñas cosas y bellas figuras de todas clases en redondo. Adquirió además de renombre del pontífice su generosidad.
Vino a Florencia en el año 1439 el Papa Eugenio al Concilio de la iglesia griega y romana para terminar en su discordia. Y viendo los trabajos de Lorenzo, le gustaron tanto como su persona, y le pidió que le hiciera de oro una mitra, que pesó 15 libras con perlas de cinco libras y media de peso, que se estima su valor en 30.000 ducados de oro. Dicen que este trabajo llevaba seis perlas como avellanas, y no se puede imaginar tanto ornamento según se ha visto del diseño, con las más bellas de las alegrías y caprichos en los engarces, y las figuras de querubines. Entregada la obra, recibió innumerables gracias del papa y de muchos amigos del pontífice, además del primer pago.
Muchos honores ha recibido Florencia, por los trabajos de este excelente artista, y por ello deliberaron los cónsules del arte de Mercaderes de encargarle la tercera puerta de San Juan igualmente de metal. Había tenido en cuenta siguiendo las órdenes de al rededor y en el ornamento de la puerta anterior que fuera similar al de Andrea Pisano; pero según iba el avanzando trabajo creyeron que Lorenzo podía superarlo, y aprobaron y resolvieron los cónsules cambiar la puerta de en medio de Andrea, y poner la de él, y la otra, al lado contrario a este, en la Misericordia. Para que Lorenzo hiciera una nueva, juzgaron que podía hacer todo el esfuerzo de realizar algo mejor en ese arte. Poniéndose por completo en sus manos, le dijeron que le daban licencia, para que lo hiciera del modo que pensase que sería más adornada, más rica, y lo más hermosa y perfecta que pudiera ser e imaginar. Sin que mirara por el tiempo o el gasto, para que tal como superó a los demás escultores superase también todos los trabajos suyos.
Comenzó Lorenzo; la puerta dicha aplicando todos sus saberes dividiéndola en diez cuadrados, cinco por parte, que miden de un brazo y un tercio, y al rededor de las historia un marco, y de ornamento unos nichos que tienen unas figuras en tondos, en número de 20, todos bellísimos, como un Sansón desnudo, que está abrazado a una columna, con una quijada en la mano, que muestra la perfección de los mármoles antiguos que parece Hércules en bronce o mármol de otra época. Esto lo atestigua un Josué, que llama al ejército para arengarlo que parece que habla, y otros muchos profetas y sibilas adornados unos y otros de varias maneras y ropajes por la espalda con ornamentos en la cabeza en el cabello y otros adornos, además de las 12 figuras, dentro de las hornacinas que yacen, cuyas historias cierran los travesaños, y en las esquinas redondos con las cabezas de mujeres y jóvenes y viejos en número de 34 (¿34?, #, Pueden ustedes contarlas: 4 las figuras yacentes, 24 los redondos, 20 en las hornacinas. La memoria de verla casi a diario le traicionó. Debió tomar apuntes) y entre los cuales, tallado al lado de su nombre en medio de la puerta, está el retrato de su padre Bartoluccio, que está entre los más viejos, y entre los más jóvenes, su hijo Lorenzo maestro de toda la obra y de entre otros de infinitos ornamentos, marcos y otros follajes realizados con gran maestría.
Las historias que están en la puerta son del antiguo testamento, y la primera es la de creación de Adán, y de Eva su mujer (1), la cual está perfectamente realizada, consiguiendo Lorenzo imitar los miembros más hermosos que pudo, teniendo que observar, que procedían de mano de dios, tales figuras tendrían que ser las más hermosas que nunca había trabajado el en sus obras, norma con moraleja muy acertada. Los hizo así mismo comiendo la manzana, y cuando son expulsados del paraíso, con la vergüenza suya de saber que habían pecado, cubriéndose con las manos, en otro están cumpliendo la penitencia del ángel fuera del paraíso.
En el segundo cuadro hizo a Adán y Eva con los niños pequeños Caín y Abel (2) creados por ellos; Está cuando Abel sacrifica los primeros frutos, y el menos buen hombre de Caín, donde por sus actos se ve la envidia hacia su hermano y en Abel el amor hacia dios. Y con singular belleza se ve a Caín arar la tierra con una yunta de bueyes, con la fatiga de tirar del yugo el arado, que parecen de natural, también está cuando Abel guardando el ganado, le va a dar muerte Caín; con una actitud cruel y sin piedad, con un palo para matar a su hermano. El bronce mismo muestra la languidez de los miembros de la bellísima persona de Abel, y en bajorrelieve a lo lejos se ve a Dios que pregunta a Caín que ha hecho con Abel;
Conteniendo en cada cuadro los hechos de cuatro historias, figuró Lorenzo en el tercer cuadro cuando Noé sale del arca (3), su mujer sus hijas y sus hijos, y nueras, junto con todos los animales y aves de la tierra; cada uno en su género, fueron talladas por las muy excelentes manos de Lorenzo, con esa perfección en que el arte puede imitar la naturaleza. Viéndose el arca abierta desolada por la perspectiva del bajorrelieve, que no se puede expresar con más gracia. Además, están las figuras de Noé y sus compañeros realizando un sacrificio, se ve el arco iris, muestra de la paz entre Dios y Noé; y la más excelente de todas las figuras aquella de cuando plantó la vid, y ebrio del vino mostraba sus vergüenzas (3-2), Cam su hijo lo escarnia, que no se puede imitar de mejor manera, viéndose el abandono de los miembros ebrios, y la consideración y amor de otros dos hijos que lo cubren con bellísima actitud. También se ve el tonel y las pámpanas e instrumentos de vendimia, pero acomodados en ciertos lugares para que no impidan ver la escena, resultando ser un ornamento bellísimo.
Mucho satisfizo la cuarta historia a Lorenzo el hacer cuando aparecieron los tres ángeles en el valle de Mambre (4). Los hizo similares unos a otros, y se ve como los adora el santísimo con su actitud de manos abiertas y en la cara muy propia y viva; los criados están tallados muy hermosos. A los pies del monte está Abraham con un burro que va a sacrificar a su hijo Isaac. El cual desnudo está sobre el altar. El padre con el brazo arriba asume el mandato de dios, y el ángel prevenido con una mano le retiene, y con la otra, le sugiere el carnero con que hacer el sacrificio liberando de la muerte a Isaac. Historia verdaderamente viva por la belleza de cada una de las partes. Contrasta viento tanta perfección en los miembros de los criados campesinos rústicos con los delicados de Isaac, figura en la cual no parece trabajado sin una discreción de gran arte.
Con esta obra mostraba Lorenzo que superaba de su mano lo hecho por el mismo, especialmente en la dificultad de los edificios, cuando nacen los hijos de Isaac, Jacob y Esaú (5), y está cazando Esaú cumpliendo la voluntad del padre; y Jacob, que instruido de Rebeca, cocina el cabrito, y se pone la piel alrededor del cuello, y acercándose a Isaac este le da la bendición. En esta historia los perros son bellísimos y naturales, además de las figuras propias que dan ese mismo efecto en los actos de Jacob, Isaac y Rebeca, cuando ellos vivían.
Animado Lorenzo del estudio del arte, el cual de continuo lo realizaba más fácil, probó su talento intentando cosas artificiosas y difíciles; como hizo en el cuadro sexto, con José y sus hermanos en la cisterna (6), y cuando lo venden a los mercaderes; y lo dan al faraón para que interprete los sueños del hambre; Y aprovisionando para poner remedio; y haciendo los honores el faraón a José. Y se ve cuando Jacob envía a sus hijos a por grano a Egipto, y cuando es reconocido, y luego los manda de vuelta con el padre. En esta historia Lorenzo hizo un templo redondo girado en perspectiva. Dentro hay figuras las cuáles están acarreando harina y grano de varias maneras, y asnos extraordinarios. Y ciertamente está la belleza en ellos, hay además un banquete, donde ocultan la copa de oro, dentro, en la bolsa de Benjamín, y como la encuentran, y como abraza y reconoce a los hermanos; En esta historia hay una gran variedad de cosas y se considera en toda la obra la más digna la más difícil, y la más bella.
De seguro que Lorenzo no podría prescindir, con tan buena tolerancia, su hermoso talento y buena gracia con las estatuas, de hacer bellas figuras; Así como aparece en el cuadro séptimo, en el Monte Sinaí, donde Dios da las leyes a Moisés que está arrodillado (¿? 7) en actitud reverente las toma, y en medio del monte Josué que espera con todo el pueblo, asustados y con miedo a caminar por los truenos relámpagos y terremotos, que presentan actitudes diversas espontáneamente.
En el cuadro octavo puso dentro amor y gran diligencia e hizo a Josué cuando fue a Jericó (8) y luego cruza el Jordán, poniendo los pabellones de las doce tribus, figuras muy vivaces y muy bellas, algunas están en bajorrelieve cuando dan la vuelta con el arca en torno a la muralla de la ciudad, que derriban con el sonido de las trompas para que tomasen Jericó los Hebreos, en el cual, está disminuido el paisaje observando siempre la perspectiva en las primeras figuras y las montañas y montes a la ciudad, y desde la ciudad al lejano horizonte en un relieve bajísimo conducida toda con una gran perfección.
Verdaderamente Lorenzo de día en día se hace más experto en el arte, como se ve en el noveno cuadro en que mata al gigante Goliat y que David le corta la cabeza (9), con una actitud infantil de orgullosa fiereza. Se le ve rompiendo el ejército de los filisteos derrota por el de Dios; donde Lorenzo hizo caballos, carros y otras cosas de la guerra con diligencia. Y también hizo a David volviendo con la cabeza de Goliat en la mano, y el pueblo que lo recibe tocando y cantado. Todos muy vivos y de forma adecuada.
Puso el resto en la última la décima historia (10) y a la reina de Saba visitando a Salomón. con una corte grandísima; donde hizo los edificios en perspectiva, muy hermosos; y todas las otras figuras similares a las historias precedentes, y otros ornamentos alrededor de los arquitrabes que adornan las puertas, que llevan frutas y festones hechos con la bondad de costumbre,
Obra por si misma y en su conjunto donde se reconoce cuanto vale el esfuerzo de un artífice de estatuas, en dejar las figuras bien torneadas y en el medio, bajo y muy bajorrelieve, en la composición de las figura y la invención, en la actitud extravagante de las mujeres y varones, en la variedad de los edificios, en la perspectiva, y en los muy graciosos aires de todos los sexos. También se ha observado el decoro en toda la obra, la gravedad de las viejas, la alegría y la gracia de la gente joven. Y en verdad podemos atribuirle la perfección en todas las cosas y la bonanza del vaciado quedando limpio, que podríamos decir entre los visto en modernos y antiguos que este trabajo es la obra más hermosa del mundo. Y debe ser verdaderamente loado Lorenzo, pues un día Miguel Ángel Buonarroti, parado viendo el trabajo, un amigo le preguntó, que si le parecían hermosas las puertas, y le respondió Miguel Ángel: "por su hermosura, bien podrían ser las puertas del paraíso ". Honor apropiado de quién en verdad bien puede juzgarla. Empezó a trabajar esta obra a los 20 años y estuvo trabajando en ella durante 40 años, (el intervalo está acomodado al discurrir de Vasari. No es real, este va de 1403 a 1452) conduciéndolo con trabajo extremo y por esto le recompensaron los señores de la ciudad además de los pagos de los cónsules, junto a la abadía de Séttimo con unos terrenos. Además, de todos los honores en reconocimiento de su virtud. Enfrente de la Misericordia siguió trabajando en los ornamentos de bronce, de los follajes que no llegó a terminar por alcanzarle la muerte. Dejando una maqueta sin terminar de las puertas de Andrea Pisano que quería renovar que hoy no está en buen estado. Su hijo Buonaccorso, terminó de su mano el ornamento con una gran diligencia, no hizo muchas obras muriendo joven. le dejó los secretos del vaciado para que queden las cosas sutiles, de la larga experiencia con la que lo habían aprendido Bartoluccio y Lorenzo, así como la manera de atravesar el metal, que se puede ver en sus obras, también le dejó muchas antigüedades de mármol y bronce, como el lecho de Policleto obra muy rara y una pierna de bronce antigua y bustos de mujeres griegas, y vasos traídos desde Grecia sin mirar en gastos, además de torsos de figuras y otras cosas raras que le deleitaba tener, estudiar e imitarlo en sus obras. Luego estas se dispersaron y algunas fueron vendidas al señor Giovanni Gaddi clérigo de la cámara apostólica, a donde fue el lecho de Polícleto y otras de las mejores. Mientras vivió Lorenzo tuvo interés por muchas cosas, se deleitaba por la pintura y el trabajo de las vidrieras de cristal, como se puede ver en Santa María del Fiore, en los rosetones de la iglesia en torno a la cúpula excepto el de Donato con cristo en la coronación de la virgen, e hizo el rosetón que está sobre la puerta principal de Santa María de Fiore, donde está la ascensión de la virgen #, (No quiere agregar los datos del resto de rosetones que señala en sus comentarios Ghiberti # # #, y para encima de la puerta de Santa Croce hizo un bellísimo cartón, con la deposición de cristo de la cruz (como poco la realizó Giovanni del Ponte). Al principio de la Cúpula fue compañero elegido y coautor de Brunelleschi, aunque luego fue relevado como se dice en la vida de Filippo. Siguiendo en su arte vivió honorabilísimamente; dejando propiedades y al llegar a los 64 años de vida murió de unas fiebres, dejando fama inmortal de quién ve sus obras y oye de sus acciones; y se le dio honorabilísima sepultura en Santa Croce de Florencia, y no faltaron versos latinos y vulgares en su honor por todas partes perdidos ya su mayoría excepto estos:
DVM CERNIT VALVAS AVRATO AERE NITENTES.
IN TEMPLO MICHAEL ANGELVS OBSTVPVIT
ATTONITVSQVE DIV, SIC SILENTIA ALTO RVPIT:
"O DIVINVM OPVS, O IANVA DIGNA POLO!"
Aprox. Viendo resplandecer las doradas puertas de bronce, en el templo Miguel Ángel se quedó sin habla, atónito luego del profundo silencio dijo: ¡Divina obra, puerta digna del cielo!
YACE AQUÍ LORENZO, EL BUEN GHIBERTO
QUE CON LOS CONSEJOS DEL PADRE DEL AMIGO,
FUE RARO EN TIEMPOS MODERNOS Y ANTIGUOS
EN LOS QUE MUY JOVEN DEMOSTRÓ SER HOMBRE EXPERTO