Il Palma
pintor veneciano
Biografía de: "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Puede mucho la astucia y la bondad de una única obra, que perfecta se
hace en el arte que el hombre ejerce, que por minúscula que sea,
comúnmente
fuerza los juicios de los autores, a elogiar la singularidad de quien
lo impulsó. De modo que los escritores para tales trabajos y por la excelencia
de eso, le dan con los escritos eternidad al nombre de su autor, como
al presente nosotros haremos con Il Palma Veneciano. Aunque no fuera excelente
y raro en la perfección de su pintura, fue muy propio y diligente
en el arte, que las cosas suyas, si no todas, al menos las más
de aquéllas, tienen un orden bueno, ya que retrataba mucho del vivo y
al natural los hombres. En el Palma
hay mucha unidad en los colores, y un paciente difuminado, pero no es
gallardo en el dibujo, pero se manejó con muchísima gracia y pulcritud,
como se ve en Venecia en casa de muchos caballeros, con muchos cuadros
e infinitos retratos, por los cuales
yo no paso para no hacer prolija la historia, será suficiente solamente
hacer mención de dos tablas y una cabeza que tenemos por divina y maravillosa.
Pintó una tabla en San Antonio de Venecia, cerca de Castello (#) , y otra en Santa Elena cerca del Lido, donde los monjes de Monte Oliveto tienen el monasterio. Este trabajo se colocó en el altar mayor de dicha iglesia, y en él hizo la historia de Magos cuando hacen las ofrendas a Cristo (#), con un gran número de figuras, como digo, tiene muchas cabezas y otras figuras, que son dignas de elogio. Pero ciertamente que de todas las obras suyas, y son muchas, nada valen al lado de una cabeza, que retrató en una esfera con algunas pieles de camello alrededor con algunos penachos de cabellos (# Encajan la descripción con el retrato atribuido a Giorgione en la pinacoteca de Munich), que casi cada año en la exposición de la Ascensión en esta ciudad se ve. Pudo el espíritu del Palma, en esta cosa subir muy a la cumbre, que aquélla hizo de forma milagrosa y sobremanera hermosa. Y en consecuencia puede merecer celebrarse a quien mira el dibujo, el artificio, el color y perfecto de saberes, como el veneciano que hasta ese tiempo mejor haya trabajado. Y en la verdad se le ve en el volver de los ojos, que Leonardo da Vinci y Miguel Ángel no lo habrían conseguido mejor. Pero también hay suma gracia y un belleza grave en ella, que hace que tantos elogios no pueden darse más a tal obra, ya que su perfección lo merece. Por lo tanto fue causa, que no solamente yo, que todos quien tal cosa vieron, la han tenido por maravillosa en el arte. Y si la suerte no hubiera querido que el Palma después de tal obra se hubiera muerto, solamente se llevaría elogios de pasar a todos aquéllos que celebramos como talentos raros y divinos. La vida, le hizo durar trabajando mucho, y fue causa que, al no mantener el principio que había tomado, vino a disminuir todo lo que muchos pensaron que debía aumentar, y por tal engaño quedó atrás, con pocos elogios, aunque tampoco le atacaron demasiado en sus críticas. Él ya hecho sus trabajos, con sus frutos, y algo de capital a la edad de 48 años, murió en Venecia (1528).
Fue su compañero y amigo intimo Lorenzo Lotto pintor veneciano, que pintó al óleo en Ancona la tabla de San Agustín (Dicen que es esta #) y trabajó en Venecia infinitas pinturas. Retrató a Andrea degli Odoni (#) que su casa de Venecia la adornó con muchas pinturas y esculturas. Hizo aún en el Carmine de dicha ciudad, en la capilla de San Nicolás, una tabla (#), y en San Juan y Polo, a San Antonino el Arzobispo de Florencia (#), e infinitas otras cosas que se ven por Venecia. Fue tenido como de mucho valor en el color, y limpio y ordenado en juventud, y le encantaba terminar sus cosas.