GIOVANNANTONIO DA VERZELLI
llamado IL SODDOMA
pintor
Si algún hombre tuviera que reconocer su posición cuando la fortuna les presenta la oportunidad de hacerse rico, obteniendo para ellos el favor de grandes personajes, en vez de esforzarse en su juventud para hacer de su mérito su buena fortuna, de lo cual se verían maravillosos resultados de sus acciones; y que muy a menudo por el contrario se ve que pasa, por la razón de que ciertamente se confíe en la fortuna sola, que se verá engañado. Aunque la experiencia nos enseña todos los días, que la virtud sola no es gran cosa, sin la compañía de la fortuna. Si Giovani Atonio de Verzelli, teniendo buena fortuna, si se hubiera dotado de mérito, habiendo estudiado la virtud, no habría terminado así su vida, que fue excéntrica y bestial, y en la vejez muriendo miserablemente.
Fue Giovannantonio conducido a Siena por unos Mercaderes agentes de la familia Spannocchi, y su mala o buena suerte, no encontrando competencia en aquella ciudad, ya que trabajó solo; aún siendo ventajoso para él, le adormeció dejando el estudio, trabajando con poca practica y poco estudio, y solamente pintó en las cosas de Iacopo della Fonte, que fueron bien pagadas, y poco más. Al principio, haciendo muchos retratos al natural con aquella manera brillante de color que había traído de Lombardía, con los que hizo muchas amistades en Siena, mas por que son muy amables con los forasteros, que por que fuese buen pintor. Y además porque era un hombre jovial y licencioso que divertía y entretenía a los demás con su vida de escasa castidad, como consecuencia de la cual, y porque siempre se rodeaba de chicos y jóvenes barbilampiños a los que amaba desmesuradamente, adquirió el apodo de Sodoma. Esto no sólo no le molestó ni le enojó, sino que se enorgulleció de ello, componiendo estrofas y poemas satíricos al respecto, los cuales cantaba muy graciosamente acompañándose con su laúd. A parte de esto, se deleitaba en tener en su casa muchas clases de animales extraordinarios: tejones, ardillas, monos, titíes, burros enanos, caballos beréberes para las carreras del Palio, jacas de Elba, arrendajos, gallinas enanas, tórtolas de la India y tantas otras criaturas como podía conseguir. Pero sobre todo tenía un cuervo que había aprendido a hablar tan bien, que podía imitar la voz de Giovanantonio, especialmente a la hora de contestar a alguien que llamaba a la puerta. Todos estos animales estaban tan domesticados que vivían con él en la casa, haciendo las cabriolas más extrañas y los ruidos más salvajes, de modo que su casa parecía propiamente el Arca de Noé
Luego de esta excéntrica forma de vida, en sus obras y pinturas, es donde hizo algo bueno, que le hizo tener nombre entre la gente de Siena, es decir la plebe y el vulgo porque los gentilhombres lo conocían de largo, que era tenido por muchos de gran hombre. Por esto, siendo nombrado general de los monjes di Monte Oliveto fray Domenico da Lecco, lombardo, y yendo a visitarlo el Sodoma a Monte Oliveto di Chiusuri, sede principal de esta orden, que dista de Siena unas 15 millas, y en tanto logró persuadirle, que le fue encargado terminar la historia de la vida de San Benito, del cual había hecho parte en una fachada Luca Signorelli da Cortona; (siguiendo la descripción novelesca de Gregorio el Grande, se pintan las 35 escenas, 8 Signorelli, 26 il Sodoma y 1 Riccio, su pupilo y yerno, en 1540, a quien achacan que retocó luego ya en seco las obras de Sodoma y por ello están ennegrecidas) la cual obra se hizo en un pequeño precio, más gastos con unos aprendices llamativos que le ayudaron. No se puede describir la diversión que les dió durante el trabajo a los padres, que lo llamaron el alocado (traduzco por alocado o impulsivo "il Mattaccio", los ingleses en general lo traducen "Joker"), por las locuras que hizo. Pero volviendo a la obra, habiendo hecho algunas historias, luego se apresuró mecánicamente, adoleciendo en general de práctica y diligencia. Decía el Sodoma que su pincel bailaba al ritmo del dinero, ya que el General no consentía en gastar más aún estando seguro de que lo podía hacer mucho mejor. El general aunque le había prometido que le pagaría mejor más adelante, habiendo hecho Giovannantonio tres historias que todavía quedaban por ejecutar en las esquinas, con mucho más estudio y diligencia que había hecho en las otras, que resultan mucho mejores. En una de ellas está San Benito con su padre y madre que parte de Nursia para ir a estudiar en Roma (#); en la segunda, cuando San Mauro y San Plácido siendo niños son ofrecidos a Dios por sus padres (#); en la tercera cuando predice que los godos prenden fuego a Monte Cassino (#). Por ultimo hizo para que razonaran la asamblea general de los monjes, cuando el sacerdote Florencio, enemigo de San Benito, lleva alrededor del monasterio de este santo hombre, meretrices que bailan y cantan para tentar la bondad del padre (#); En esta historia il Sodoma, tan descarado como era en las cosas de la pintura como en sus acciones deshonestas, pinta una danza de mujeres desnudas, obscena, bruta y vergonzosa; dado que no se le hubieran permitir hacerlo, mientras su trabajo no dejó que los monjes la viesen. Pero cuando la escena fue descubierta, el General ordenó que por las buenas o por las malas se destruyera por completo, "el Alocado" luego de mucho razonarle viendo la cólera del padre, vistió a todas las mujeres desnudas y el trabajo quedó como uno de los mejores de allí. En cada una de estas escenas les pintó dos tondos, y en estos el retrato de un fraile, para representar a todos los generales que gobernaron la congregación. Y, ya que no tenían sus retratos en vida, "el Alocado" hizo la mayor parte de los jefes imaginándolos, y en algunos interpretó hermanos ancianos que estaban en el monasterio en esa época, y al final llegó a pintar la cabeza a fray Domenico da Lecco, que era su general en aquellos días, como se ha dicho, y la causa de la ejecución de ese trabajo. Pero, después, a algunas de las cabezas le habían rasgado los ojos, y otros habían sido dañados, fray Antonio Bentivogli, boloñés, hizo que todos se quitaran, por buenas razones. Mientras "el Alocado" hacia estas historias, fue allí un gentilhombre milanés a tomar los hábitos, que este era un manto amarillo adornado con cordones de negro, como se usaba en ese momento, y después de la ceremonia, el General dejó la capa "al Alocado" y por medio de un espejo, se retrato a si mismo con ella a la espalda en una de las escenas (#), en donde San Benito siendo casi un niño, milagrosamente recrece el maíz y repara la artesa de su nodriza que se había roto; A los pies del retrato pintó un cuervo, un mono y otros de sus animales. Terminada esta obra, pintó en el refectorio del monasterio de Santa Ana, una sede de la misma orden que dista de Monte Oliveto 5 millas, la historia de los cinco panes y dos peces, con otras figuras (#, #, #). Acabada la obra retornó a Siena, luego allí en Postierla pintó al fresco la fachada de la casa del señor Agostino de Bardi sienés, en la cual había algunas cosas dignas de alabanza, pero la mayor parte lo ha consumido la intemperie y el tiempo.
Por entonces
llegó a Siena Agostino Chigi, riquísimo
y famoso mercader sienes,
que conoció a GiovanAntonio, por sus
locuras y porque tenía
fama de buen pintor.
Y por ello lo llevó a Roma, donde por
entonces le pintaban al Papa
Julio II el
palacio del Vaticano y
las cámaras
papales a las que había levantado los
muros el Papa
Nicolas V, y lo apoderó de manera
que con el Papa le fue dado
trabajo.
Y como Pietro Perugino, estaba
pintando el techo de una cámara
que está al lado
de torre Borgia,
trabajando, como
el viejo que era, no pudiendo alcanzar ya con sus manos
otras cosas, y como primero se la habían mandado hacer,
le fue dada la pintura
a Giovan'Antonio de otra cámara
al lado de aquella que pintaba
el Perugino.
Poniéndose a ello,
hizo el ornamento del
techo y cornisas con follajes
y frisos, luego después, y en grandes tondos,
hizo algunas buenas historias al fresco.
Pero este animal, atendiendo
a sus impulsos y sus locuras, no tiraba
del trabajó adelante,
siendo traído Raffaello de Urbino
a Roma por el arquitecto Bramante, y, el Papa conociendo en
cuanto avanzaba, mandó
su Santidad que en aquellas cámaras no
trabajasen más ni el Perugino ni Giovan Antonio,
que lo tiraran todo. Pero Rafael,
que era la bondad y la modestia en persona, dejó en pie
todo lo que había realizado el Perugino, que
había sido su maestro, y de el Sodoma
casi no tiro nada salvo el trabajo interno y las figuras de los medallones y
las escenas, dejando los frisos y los demás objetos de adorno, que siguen
estando alrededor de las figuras hechas por Rafael,
las cuales
fueron la justicia, el conocimiento, la poesía, y
la teología.
Pero Agostino,
que era galante, no observó respeto
a la vergüenza que se había infringido a
Giovan´Antonio.
Le encargaron la pintura
del palacio de Trastevere
en una de las cámaras principales,
que da al gran salón, la historia de
Alejandro cuando va a dormir con Rosana:(#,
al parecer desde un dibujo de
Rafael)
En esta obra, entre otras figuras,
hizo un buen numero
de Amores,
algunos de los cuales desatan la coraza
de Alejandro, otros están
dibujados en su calzado, otros le quitan el yelmo,
y el vestido y lo apartan,
otros esparcen
flores sobre el lecho y otros hacen
otras cosas; cerca a la
chimenea hizo un Vulcano, (#)
el cual fabrica saetas,
que
fue tenida como una buena
y loada obra.
Y si "el Alocado",
el cual había tenido
un buenísimo trato
y estaba muy ayudado
tanto por la naturaleza, hubiese
atendido con sus estudios al
lado de la fortuna,
hubiera llegado muy alto, y hubiera obtenido un
grandísimo fruto. Siempre
hacía burla de todos y trabajaba según le dictaba su antojo; no le importaba
nada más que vestirse pomposamente, llevar casacas recamadas, capas adornadas
con telas de oro, las más ricas gorras, collares y bagatelas semejantes, cosas de bufones y saltimbanquis.
Con estas cosas Agostino,
al que le gustaba el humor de este hombre,
se lo pasaba en grande.
Habiéndole llegado la muerte a Julio II, y habiendo sido elegido Papa León X, el cual gustaba de las figuras excéntricas y las figuras raras, a la manera de hacer como acostumbraba este. "El Alocado" sintió la mayor alegría del mundo, odiando mucho a Julio, que le había hecho esta afrenta. Por tanto, que se puso a trabajar con el fin de darse a conocer al nuevo Pontífice, pintó un cuadro de la Lucrecia romana, desnuda (#) que se está clavando un puñal; y puesto que la fortuna atiende a los locos y a veces ayuda a los irreflexivos, logró un bellísimo cuerpo de mujer, y una cabeza que respiraba. La cual obra acabada, y por mediación de Agostino Chigi, que estaba al servicio del Papa, la hizo llegar en regalo a Su Santidad, por el cual fue llamado caballero y remunerado por tan bella pintura. Creyendo Giovan Antonio, que era un gran hombre, comenzó a estar poco dispuesto a trabajar, salvo cuando se vió obligado por la necesidad. Mas yendo Agostino por algunos negocios a Siena y habiendo llevado a Giovan Antonio, al demorarse, siendo un caballero sin ingresos, se dedicó a la pintura; e hizo una tabla, y dentro un Cristo bajándolo de la cruz (#), en tierra está la Virgen desmayada, y un hombre armado vuelto de espaldas, que se muestra de frente reflejado en la celada que está en el suelo, brillante como un espejo: Esta obra, está considerada, como una de las mejores que ha ejecutado, y se colocó en San Francisco, a mano derecha según se entra en la iglesia. Y en el claustro que está al lado de dicha iglesia, hizo al fresco un Cristo flagelado en la columna, (¿#?) con muchos Judíos alrededor de Pilatos, y con una serie de columnas dibujado en perspectiva a la manera del entorno. En la misma obra se retrató Giovan Antonio afeitado sin barba, y con cabellos largos, como se llevaba entonces. Hizo al poco tiempo al señor Iacopo Sesto di Piombino algún cuadro, y mientras estuvo en ese lugar algunas otras cosas en tela; y de quien recibió múltiples presentes y cortesías, y procedentes de su isla de Elba, multitud de animales pequeños que se dan en la isla y que se llevó a Siena.
Con la llegada a Florencia, de un monje de la familia Brandolini, abad del monasterio di Monte Oliveto, que está fuera de la Puerta San Friano, se lo llevó para hacer al fresco en las paredes del refectorio algunas pintura; pero como descuidado, las hizo sin estudio, y lo ridiculizaron y burlaron por lo hecho ya que esperaban un trabajo extraordinario. Mientras se dedicaba a este trabajo, compro un caballo de Berbería en Florencia y lo puso a correr en la carrera del palio de San Barnaba, y, como la fortuna quiso que el caballo corriera mucho mejor que los demás; Por lo cual, los muchachos, como es costumbre, para decir el nombre pedían el nombre del propietario del caballo que había ganado luego de la carrera y la fanfarria de trompetas, fue demandado Giovan Antonio por su nombre para llamarlo; y habiendo él respondido «Soddoma, Soddoma!», fueron llamándole por este nombre. Pero habiendo escuchado cosa sucia los hombres viejos y buenos, comenzaron a murmurar y a decir: «que cosa más sucia, ¿que sinvergüenza va gritando ese nombre en nuestra ciudad ?»; de manera que poco a poco fue levantándose el rumor, que el Sodoma estuvo a punto de ser apedreado por los chicos y el pueblo, y el caballo y el mono que llevaba con el en la grupa. De igual manera, a lo largo de los años ganó muchos palios con sus caballos, que no había una vanagloria mayor en el mundo de ellos, que los mostraba a todos los que entraban en su casa, y a menudo los enseñaba por las ventanas.
Pero volviendo a su obra, pintó para la Cofradía de San Bastiano in Camollìa, más allá de la iglesia de los humillados, en tela al óleo un estandarte que se lleva en la procesión, un San Sebastián desnudo atado a un árbol, que posa sobre la pierna derecha, escorzando con la izquierda, que alza la cabeza sobre un Ángel que le pone una corona encima (¿#?): la cual obra es verdaderamente bella y muy digna de alabanza. En el reverso está la virgen con el niño en brazos, y debajo San Segismundo, San Roque y algunos flagelantes de rodillas en tierra. Se dice que algunos Mercaderes le ofrecieron dar a los hombres de la Compañía, por esta obra, trescientos escudos de oro; y no la consiguieron, porque no querían privar a la Compañía ni a la ciudad de tan extraordinaria pintura. Y, en verdad, que en algunas obras o por estudio, o la buena suerte, o la casualidad Sodoma se defendió muy bien, pero de estas hizo poquísimas.
En la Sacristía de los hermanos del Carmine hay un cuadro de mano del mismo maestro, y en el cual hay una Natividad de la Virgen con algunas nodrizas, muy bella; y en la esquina vecina a la plaza de Tolomei, hizo al fresco para el gremio de los zapateros una Virgen con el Niño en brazos, (¿#?) y San Juan, San Francisco, San Roque y San Crispin, patrono de los hombres de aquel arte, que tiene un zapato en la mano; con unas cabezas así como el resto de las figuras en las que Giovanni Antonio fue buenísimo. A la cofradía de San Bernardino de Siena, esquina a la iglesia de san Francisco, les hizo en competencia con el Girolamo del Pacchia, pintor sienés, y Domenico Beccafumi, algunas historias al fresco: la Presentación de la Virgen en el Templo (#), cuando ella va a visitar a Santa Isabel (#), y su Ascensión (#) y cuando es coronada en el cielo. En los cantos de la misma cofradía hizo unos Santos con ropas episcopales, San Luis y San Antonio de Padua; pero la mejor figura de todas es un San Francisco (#), que estando de pie alza la cabeza en alto, mirando a un angelito, que por el gesto del semblante parece estar hablando con el; la cabeza de San Francisco es verdaderamente maravillosa.
En el palacio de la Signoria en Siena pintó de igual modo, en un salón, algunos tabernáculos llenos de columnas y puttis, y otros ornamentos; y dentro de los tabernáculos diversas figuras: En una está San Víctor armado a la antigua con la espada en la mano, y vecino a él del mismo modo San Ansano (#) que bautiza a algunas personas, y en otro está San Benedicto y todos muy hermosos. Abajo del palacio, donde se vende la sal, pintó un Cristo que resucita, con algunos soldados alrededor del sepulcro y dos angelitos, teniendo por celebrada y bella la cabeza. Pasando más adelante, sobre una puerta está una Virgen con el niño en brazos pintada al fresco por el, y dos santos.
En Santo Spirito pintó en la capilla de San Iacopo, la cual la mandaron hacer los españoles para tomar sepultura, hizo una imagen de la Virgen a la manera antigua, con San Nicolás de Tolentino a mano derecha y, a izquierda, el Arcángel San Miguel que hiere a Lucifer; por encima de estos, en un tondo, hizo a la Virgen que coloca el hábito sacerdotal a un Santo, con algunos ángeles alrededor. Mientras todas estas figuras, las cuales están al oleo en tabla, en el semicírculo de la bóveda pintó al fresco San Jorge con armadura sobre un caballo al galope, todo fiero empuñando la espada; y muchos turcos muertos y heridos. Debajo de todo esto en los lados del altar, están pintados al fresco San Antonio Abad y un San Sebastián desnudo en la columna (¿#?), que son tenidas por buenas obras.
En el Duomo de la misma ciudad, entrando en la Iglesia a mano derecha, es de su mano en el altar un cuadro al óleo, en el cual está la Virgen con el niño en sus rodillas, San José de un lado del otro San Calisto; la obra es tenida como muy bella, porque se ve que el Sodoma en el colorido usó mucha más diligencia que la que solía tener en sus cosas. Pintó aún a la Compañía de la Trinidad un féretro para portar muertos a la sepultura, que es bellísima; y otro a la Compañía de la Muerte, que fue tenido por el más bello de Siena. Y yo creo que este último es el mejor que se puede encontrar, porque además verdaderamente fue muy loado, es raro que se encarguen hacer esas obras con tanto costo y tanta diligencia.
En la iglesia de San Domenico, en la Capilla de Santa Catalina de Siena, hay un tabernáculo con la cabeza de la Santa, encuadrada en plata, donde GiovanAntonio pintó dos historias una a cada lado del tabernáculo. En una a mano derecha cuando la Santa, tras haber recibido los estigmas de Jesucristo, que está en el aire, ella está desmayada en brazos de dos hermanas que la sostienen (#); la cual obra es considerada por Baldassarre Peruzzi pintor de Siena, y dijo que no había visto en ninguno expresar mejor el desmayo y desvanecimiento en una persona, ni más semejante a la realidad como lo había conseguido hacer Giovan Antonio. Y en verdad es así, como se puede ver, además de en la propia obra, en mi libro de diseños dibujado de su propia mano por el Sodoma. A mano izquierda está la historia de cuando el Ángel de Dios lleva a esta la Ostia de la santísima comunión. y ella, levantando la cabeza al cielo, ve a Jesucristo y la Virgen María, mientras que dos de sus hermanas compañeras, están de pie detrás de ella. En otra historia, que esta en la pared a mano derecha pintó un criminal, que está siendo decapitado (#), sin convertirse ni encomendarse a Dios, no esperando misericordia, y cuando, la Santa de rodillas, le son escuchados sus ruegos por la bondad de Dios, que, cortada la cabeza al reo, se ve el ánima suya subir al cielo, con el poder que alcanza la bondad de Dios luego de rogarle una santa persona que tiene su gracia. En esta historia, hay un gran numero de figuras, que nadie se maraville si son de la más alta perfección. Pero que he oido como cosa cierta que Giovan Antonio había caído en tal negligencia y pereza, que no iba a hacer los dibujos y diseños de los cartones cuando había una cosa similar para trabajar, ejecutando su obra con el pincel sobre la calcina, que fue cosa extraña de este modo se ve luego quien ha hecho esta historia. Igualmente pintó aún el arco delante de la capilla, donde hizo un Dio Padre; Las otras escenas de la capilla no las terminó él, en parte por su propia culpa, ¿no tomó la decisión de trabajar a su capricho?, y en parte porque no le habían pagado lo hecho los dueños de la capilla.
A continuación hizo un Dios Padre, que está encima una Virgen a la manera antigua en una tabla, con Santo Domenico, San Segismundo, San Sebastián y Santa Catalina. En San Agustín pintó una tabla, que está a mano derecha en la entrada a la iglesia, con la Adoración de los magos (#), que fue tenida como buena obra; porque además de la virgen, muy loada, el primero de los reyes magos y unos caballos, y hay una cabeza de un pastor entre dos árboles que tiene todo el aspecto de la vida. Encima de una puerta de la ciudad, llamada de San Vienno, hizo al fresco un tabernáculo grande con la Natividad de Jesucristo, y algunos ángeles; y en el arco un muchacho en escorzo bellísimo y con gran relieve, el cual quiere mostrar que el Verbo se ha hecho carne. En esta obra se retrató il Soddoma con barba, siendo ya viejo, y con un pincel en la mano, el cual vuelto señala un pergamino que dice un : "FECI".
Pintó igualmente al fresco en la plaza, al pie del palacio, la capilla de la Comuna, haciendo la Virgen con el niño al cuello, sostenida de algunos putti, San Ansano, San Vittorio, San Agustin y San Iacopo; y encima, en una luneta triangular, hizo un Dios Padre con algunos ángeles alrededor. En la cual obra se ve que cuando la hace, había comenzado a perder el amor al arte, habiendo perdido una conocida calidad que solía tener en los días mejores, mediante la cual daba una cierta belleza a las cabezas, y una gracia encantadora. Y esto se ve, con otra gracia y otra manera en algunas obras que hizo antes que esta, como se puede ver encima de la Postierla en un muro al fresco, sobre la puerta del capitán Lorenzo Mariscotti, donde hay un Cristo muerto, sobre el regazo de la Madre, que tiene una gracia y una divinidad maravillosa. De igual manera un cuadro al óleo de la Virgen, que le pinto al señor Enea Savini dalla Costerella, muy alabado; y una tela que hizo para Assuero Rettori da S. Martino, en la cual hay una Lucrezia Romana que se hiere, mientras es retenida del padre y su marido, hecha con hermosa actitud y bella gracia en la cabeza.
Finalmente viendo Giovan Antonio la devoción de los Sieneses se estaba volviendo a la virtud y la obra excelente de Domenico Beccafumi, y no teniendo en Siena ni casa ni ingresos, y habiendo consumido sus cosas, y llegando a viejo y pobre, casi desesperado partió de Siena y marcho a Volterra. Su buena suerte quiso que, encontrase al Señor Lorenzo di Galeotto di Medici, noble rico y honrado, y empezó a vivir bajo su protección con la intención de permanecer allí por mucho tiempo. Y viviendo en su casa, le hizo a aquel señor en una tela el carro del Sol, el cual siendo mal guiado de Faetón cae en el Po. Pero se ve bien que hizo la obra como un pasatiempo y que la tiró sin practicarle el diseño ni pensar cosa alguna, así que resulta ordinaria y de poca consideración. Luego cansado de vivir en Volterra en casa de aquel señor, como alguien acostumbrado a ser libre, se marchó a Pisa, donde por mediación de Battista del Cervelliera le hizo al señor Bastiano della Seta, operario del Duomo, dos cuadros, que fueron puestos en la capilla derecha del altar mayor del Duomo, al lado de los Sogliano y Beccafumi. En uno está Cristo muerto con la Virgen y con otra María (#), y en el otro Abraham sacrificando a Isaac su hijo (#). Pero como estas imágenes no quedaron muy bien logradas, el guarda, que tenía intención de encargarle pintar algunas tablas para la iglesia, lo despidió, (pues al menos le encargaron una más en 1942, #) conociendo que el hombre no había estudiado, ya perdida ya en la vejez, lo bueno que la natural juventud le dio, retocando con la practica, una manera poco loable. Por ese tiempo acabó Giovan Antonio una tabla que había comenzado al óleo para Santa Maria della Spina, haciendo la Virgen con el niño al cuello, y delante de rodillas Santa Maria Magdalena y Santa Catalina, y en los lados San Juan y San Sebastián y de pie San José; En todas estas figuras se portó mucho mejor que en los dos cuadros del Duomo.
Luego, no habiendo más que hacer en Pisa, se dirigió a Lucca, donde en San Ponziano, lugar de los monjes de Monte Oliveto, le pidió hacer un abad que le conocía, una Virgen, en la subida de una escalera que conduce al dormitorio, la cual acabada, reventado, pobre y viejo regresó a Siena, donde no vivió mucho más: porque enfermo, y no teniendo quien le cuide ni otro medio de sustento, se fue al Hospital Grande, donde terminó en el curso de unas semanas su vida.
Se casó Giovan Antonio, siendo
joven y honorable,
con una mujer en Siena
de buena familia, y tuvo al año una hija:
luego cansado de ella, porque
era un impulsivo, no la volvió a ver
más (tuvo también un
varón al que llamó Apeles);
ella se retiró por su
cuenta, viviendo
de sus ganancias y dote,
llevando con gran
paciencia la bestialidad
y locuras de su marido, digno verazmente del nombre
de "Alocado" que
le pusieron, como
se dijo, los padres di Monte Oliveto.
Il Riccio sienés, discípulo
de Giovan Antonio y
pintor a la vez práctico
y valiente, tomó
por mujer la hija del su maestro, muy decentemente
criada por su madre, fue heredero
de todas las cosas relacionadas con el
arte del padre de su mujer. Este Riccio,
digo, ha ejecutado muchas obras hermosas y
loables en Siena y en otros lugares, en el Duomo de
dicha ciudad, entrando
en la iglesia a mano izquierda, hizo
una capilla trabajada al
estuco y pintura al fresco, y ahora está
en Lucca, donde
hace todavía muchas obras
bellas y dignas de ser alabadas.
Igualmente
fue, Giovan Antonio un joven
que se llamaba Giomo del
Soddoma; pero murió muy joven, y no
pudo dar mas que una pequeña muestra de su conocimiento y saber, no
hay necesidad de decir más de el.
Vivió el Sodoma 75 años,
y murió en el 1554. (15
de Febrero de 1549)