Lázaro Vasari
Pintor aretino
Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Cuanto deleite siente cualquiera de nuestros artistas al saber, que alguno de los suyos haya dado gloria y honor en el arte, claramente me lo muestra el placer que yo siento al encontrar entre mis antepasados a Lázaro Vasari, pintor famoso en sus tiempos, y no solo en su patria, sino en toda la Toscana fue famoso. Y no ciertamente sin causa, como bien podría demostrarlo, si yo pudiera liberarme (como hice de todos los otros) para poder escribir aún de él.
Pero porque respeto el haber nacido de su sangre, ya que podrían creer quizás algunos que yo lo alababa más que debía, dejando aparte los méritos suyos y de la familia, diré simple lo que yo no puedo callar en clara manera, sin faltar a la verdad, de donde pende toda la historia.
Fue Lazaro Vasari pintor aretino, amigo y confidente de Piero de la Francesca del Borgo de San Sepolcro, muy valido en las miniaturas de figuras. Y porque se llevaba en su tiempo el pintar la silla del caballo, hizo infinitos trabajos a Niccolò Piccinino; que fue causa por la ganancia que logró, de llevar a Arezzo una parte de sus hermanos, quienes hacían vasijas de barro a la manera antigua, y vivían entonces en Cortona. Y él, cayendo enamorado de la pintura y del dibujo, día y noche permanecía continuando los estudios de aquélla.
Tomando la manera de Pietro Borghese (Piero de la Francesca), que en poco se reconocía como diferente. Era persona que tenía siempre en su imaginación las cosas naturales; como se ve en San Gimignano en Arezzo en el tabique de esa iglesia una capillita, dónde al fresco pintó un Crucifijo, a la virgen, San Juan y la Magdalena, que los hizo llorando al pie de la Cruz, con una manera así dispuestos llorando, que parecen vivos y verdaderos, con el cual adquirió crédito y nombre entre sus ciudadanos.
Trabajó aún en Monte Pulciano una predela de pequeñas figuras puesto en la parroquia; y en Castiglione Aretino un tabla al temple en San Francisco, y muchos otros trabajos, que están en el cuerpo de cassoni de pequeñas figuras en la ciudad para distintas casas de ciudadanos. Y en Florencia en la Parte Guelfa desnudo se ven aun corazas con su trabajo.
Era Lázaro persona agradable y muy bromista, sutil en su manera de hablar; y aún que al deleite se inclinaba, no se apartó sin embargo nunca de la vida honesta.
Vivió 73 años, y dejó a Giorgio su hijo, quien trabajó de continuo en los barros de tierra aretina; él en el tiempo que estaba en Arezzo Micer Gentile de Urbno, Obispo aretino, encontró la técnica del color rojo y negro de los barros de tierra que en tiempos del Rey Porsenna trabajaron los Aretinos. Y, que como industriosa persona que era, hizo ánforas grandes de un brazo y medio de altura, que en su casa se pueden ver que parecen con antigüedad que se hubieran conservado. Dicen que, al buscar en un lugar de los barros, donde pensaban que los antiguos trabajaban, Giorgio encontró en un campo de tierra al puente Calciarella, como llamaban al lugar, bajo tierra a tres brazos, tres arcadas de hornos antiguos, y alrededor encontró miles de trozo mezclados de cerámica, y cuatro enteras, las cuales, al venir a Arezzo el Espléndido Lorenzo de Médici, Giorgio se las regaló por mediación del obispo; el cual las tomó, y fueron causa del principio de trabajar a su servicio con aquélla muy feliz casa que luego siempre tuvo.
Trabajó muy bien el relieve, como dan fe en su casa determinadas cabezas que hizo. Tuvo cinco hijos varones, los cuales realizaron el mismo oficio, y entre otros buenos artistas resaltaron: Lazzaro y Bernardo, quien muy joven murió en Roma, dibujante y pintor de figuras en la cerámica, tenido por maestro muy bueno.
Y que si la muerte no se lo hubiera llevado tan rápida, por su talento y destreza hubiera crecido y logrado honor a la patria y los suyos. Murió Lázaro viejo en 1452 (1468) y Giorgio, a los 68 años pasó a otra vida en el 1455 (1484 dice en la Giuntina). Los enterraron en la parroquia de Arezzo, al pie de la capilla ellos de San Jorge, donde recordando a Lázaro le pusieron estos versos:
Aretü exultet tellus clarissima: namque este
Rebus in angustis in tenuiq(ue) labor.
Vix operum istius partes cognoscere possis,
Myrmecides taceat, Callicrates sileat.
Aprox: La Ilustrísima tierra de Arezzo esté orgullosa por el esfuerzo, en las cosas pequeñas y ténues, que difícilmente podrías ver sus pinceladas. Mirmécides calle, y que Calícatres guarde silencio.