Leon Battista Alberti

Gran comodidad universal establecen los libros a todos los que en ellos toman deleite, pero mucho mayor es lo aportado en comparación a los escultores, a los pintores y a los arquitectos, adornando sutilmente (como en ello hacen) las invenciones, que nacen naturalmente en aquéllos. Y que es realmente lo más útil y más necesaria cosa que ocurrirse pueda a los talentos milagrosos de estos artistas; Por otra parte el juicio no puede ser perfecto en una sola persona, (ni aunque le nazca de forma natural) luego pues, no se prive accidentalmente, en esto de la compañía de los buenos libros; por que ¿quien no sabe que al situar los edificios es necesario pensar, sobre la gravedad de los viento insanos, la insalubridad del aire, el mal olor, los vapores de las aguas salitrosas y no saludables?, ¿Quién no conoce que es necesario considerar y madurar, para saber, o, aprendiendo, o por si solo, intentando construir en obra, sin tener que encomendarse a la teórica ajena, la cual, separada de la práctica las más de las veces aprovecha poco?. Pero cuando se cuenta con la aventura, en la cosa que mas conviene a nuestras vidas; de que el arte se una a la técnica, se convierte esto en mucho mas perfecto y mas rico; Y porque los escritos y los consejos de los artistas sabios tienen mucha más eficacia y llevan mayor crédito, que las palabras o las obras de quienes solo saben a través de la práctica, esté bien o mal hecha. En verdad al leer historias y fábulas y comprendiéndolas, un buen maestro mejora de continuo; y logra hacer sus obras con más bondad y con mayor inteligencia que lo que hacen los iletrados. Y que esto es verdad, manifiestamente se ve en el florentino León Battista Alberti, que gracias a sus estudios de latín y la ejecución de obras de arquitectura, perspectiva y pintura, dejó libros escritos, y de tal manera que no hay entre los artistas modernos quien le haya podido superar en la escritura, aunque muchos otros hayan sido mejores que él, practicando estas artes, es una convicción general (pues tienen gran fama sus escritos en boca de los doctos) que superó a todos aquellos que lo habían superado en la práctica. Y así se ve que, lo que más contribuyó a su fama y nombre, son los escritos los que tiene más fuerza y mayor vida; pues estos van por todas partes fácilmente y en todas logra tener crédito; en cuanto que sean veraces y no contengan mentiras. Por lo que cualquier país puede conocer el valor del talento y la bella virtud mucho más que con las obras manuales, que raras veces pueden cambiarse del lugar donde allí fueron colocadas. No es maravilla pues, que más que por las obras manuales sea conocido por las escrituras el famoso Leone Batista, el cual nacido en la ciudad de Florencia (Génova, 1404) de la muy noble familia de Alberti, y así bien, hizo y buscó la manera de medir las antigüedades, pero mas se inclinó a escribir que a impulsarse en el arte. Y así por sus escritos se conoce, que fue buen literato, y gran aritmético y geómetra, y escribió de la arquitectura diez libros en latín, publicados en 1481, y traducidos hoy a lengua florentina por el cura Micer Cosimo Bartoli, cabeza principal en San Juan de Florencia. Escribió aún en latín sobre la pintura tres libros, (LOS TRES LIBROS DE LA PINTURA) hoy traducidos a lengua toscana por Micer de Lodovico Domenichi. Hizo también un Tratado de tracción y órdenes para poder medir alturas; y libros de la vida civil, y algunos otros libros de amor en prosa y en verso; y fue el primero que intentó reducir los versos vulgares a la métrica de los latinos, como se ve en su epístola:

Por extrema y miserable epístola te envío esta,

a ti que nos desprecias miserablemente

Pero en la pintura no hizo grandes obras ni muy hermosas; siendo muy escasas y que no tienen mucha perfección; ya que se dedicaba mucho más al estudio de las letras que a los ejercicios manuales, él por haber nacido (como se dijo) muy de noble sangre. Hay una obra que está en Florencia sobre los fundamento del puente al Carraia en una pequeña capillita de Nuestra Señora, que es una predela de altar, dentro con tres pequeñas historias con perspectivas, mucho mejor descritas por él con la pluma que pintadas con pincel. En la misma ciudad, en casa de Palla Rucellai, hay un autorretrato hecho en espejo redondo y una tabla de figuras mucho mas grande al claroscuro. Pintó aún a Venecia en perspectiva y San Marcos, pero las figuras que hay fueron pintadas por otros maestros, y ésta es una de las mejores cosas que se pueden ver de su de pintura. Conoció a Vitruvio muy bien, e hizo la maqueta de la fachadas de San Francisco en Arimino (#) al señor Sigismondo Malatesta, que por cosa firme es uno de los templos más famosos de Italia: en cuál están los retratos de natural del señor y Leonbatista. Y yendo a Padua a orillas del Brenta tiene algunos templos de piedra; y en Mantua hizo muchos proyectos de arquitectura (#), todos diseñados por él. Hizo aún de madera y diseño la maqueta de San Andrea de Mantua;(#) y mientras no la terminó, no se quiso ir de esta ciudad. Volviendo a continuación a Florencia, hizo a Cosimo Rucellai el modelo de su palacio, (# , se discrepa atribuyéndolo a Bernardo Rosellino) en la calle de la Viña, y el atrio del mismo, (se atribuye a Antonio de Migliorino) incluyendo las esquinas con ciertos arcos no trazados perfectamente por la dificultad de la rinconada en el pilar. Este error se causó por haberlo llevado el edificio hasta las impostas de los arcos y forzando el vano que es pequeño, y no quedar espacio por donde salir. Lo que claramente pone de manifiesto que, además de ciencia, es necesario tener gran práctica y buen juicio; y a esto no se llega, sin el continuado trabajo manual. Se dice aún que dibujó la casa de los propios, en el jardín de la calle de la Scala; de la cuál casa dicen que está trabajada con mucha gracia y con suma conveniencia. Se atribuye a Leonbatista el diseño de la puerta en la fachada de Santa María Novella (#) y de la tribuna de la iglesia de los Servi,(#) en la ciudad de Florencia hecha a instancia del Marqués de Mantua, como muestran las armas y grabados que están dentro.

Fue Leonbatista persona muy alabada de hábitos, muy amiga de las personas de letras y virtuosas, y que de continuo empleaba grandes cortesías a quien lo merecía, y a los forasteros máxima, siempre que practicasen la virtud. Y ya llegando a bien viejo, pasó contento y tranquilo a mejor vida, dejando honrado su nombre y gran deseo de igualarlo a todos los que desearon de hacerse eternos, por ser realmente cual lo describe este epitafio: