Properzia de Rossi
escultora boloñesa
Texto biográfico de: "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Gran cosa es, que en todas las virtudes, y en todos los ejercicios en
los cuáles, en cualquier tiempo, quisieron las mujeres entrometerse con
algún estudio, han tenido un éxito excelente y más que famosas,
como con un infinito número de ejemplos puede fácilmente demostrarse,
a quien quizás no lo crea. Y ciertamente todos saben de manera universal
cuánto valen ellas en todas las cosas económicas, y en las cosas de la
guerra, mismamente se sepa quien fue Camila, Harpalice, Valasca, Tomyris,
Pentesilea, Molpadia, Oritia, Antíope, Hipólita, Semíramis,
Zenobia; o quién finalmente Fulvia de Marco Antonio que, como dice Dión
el historiador, tantas veces se armaron para defender al marido e incluso
a ellas mismas. En la poesía fueron maravillosas: como dijo
Pausanias, de Corinna que eran muy celebrados sus versos, y Eustacio,
en el catálogo de los barcos de Homero, hace mención de Safo, honorabilísima
joven; el mismo hecho está en Eusebio en el libro de los tiempos;
la cuál en verdad siendo mujer, sin embargo sobrepasó con mucho a todos
los mejores escritores de esta época. Y Varrón alaba incluso
extremadamente, pero con merecimiento, a Erina que con trescientos versos
se opuso al glorioso renombre de los primeros de Grecia, y con su pequeño
libro, titulado Elecate, se equiparó a la extensa Iliada del gran
Homero. Aristófanes elogia a Carisena, en la misma profesión, por
docta y excelente mujer; y del mismo modo Teano, Merón, Pula, Elpe,
Cornificia y Telisila, de la cual pusieron una bonita estatua en el templo
de Venus, por tantas virtudes. Y dejando a las poetas, ¿no leemos
que Arete en las dificultades de la filosofía fue maestra del culto Aristippo?
¿Y Lastenia y Asiotea discípulas del muy divino Platón? Y en arte de la
oratoria Sempronia y Ortensia, mujeres romanas, fueron muy famosas. En
gramática, Agalide (como dice Ateneo) fue extraordinaria, y en predecir
cosas futuras, ya sea de la astrología o la magia, basta que Temi y Casandra
y Manto tuvieron gran renombre. Como aún Isis y Ceres en las necesidades
de la agricultura, y en todas las ciencias universales, están las
hijas de Tespio. Pero ciertamente en ninguna otra edad se pudo conocer
mejor conocer que en la nuestra, dónde las mujeres han adquirido enorme
renombre, no solamente en el estudio de la literatura, como hizo la Señora
Victoria del Vasto, y la Señora Verónica Gambara, y la Señora
Catalina Anguisola, la Schioppa, la Nugarola y cientos de otras, tanto
en vulgar, como en latín y en lengua griega, muy cultas, y en todas las
demás disciplinas. Sin vergüenza, por tantos elogios de su
superioridad, de poner sus blancas
y tiernas manos en las cosas mecánicas y entre la rudeza de los mármoles
y la aspereza del punzón, para alcanzar su deseo de renombre, como
hizo en nuestros días Properzia de Rossi de Bolonia, joven virtuosa, no
solamente en las cosas de casa , como
otras, sino en infinitas ciencias, envidiándola las mujeres, y
deseándola todos los hombres. Tenía un cuerpo muy hermosos
y cantó mejor en su tiempo que cualquier mujer de su ciudad.
Y en consecuencia de su caprichoso y diestro talento, se puso a tallar huesos de melocotón (#), que lo hizo tan bien y con tanta paciencia trabajó, que es cosa singular y maravillosa verlos, no solamente para el sutileza del trabajo, sino por la esbeltez de las figuras que en estos hacía y por la muy delicada manera de distribuirlas. Y ciertamente era un milagro ver sobre un núcleo tan pequeño toda la Pasión de Cristo, hecha con muy hermosa talla, e infinitas personas, y quienes lo crucifican y los Apóstoles.
Esta cosa le dio espíritu, pues debiéndose ornamentar las tres puertas de la primera fachada de San Petronio, con figuras de mármol, por medio del marido, pidió a los obreros una parte de este trabajo, que de eso fueron muy contentos, pero que debía enseñar alguna obra de mármol llevada de su mano. Por lo que hizo rápidamente al Conde Alejandro de Peppoli un retrato de fino mármol de natural, de su padre el Conde Guido (El el museo de San Petronio de Bolonia). Lo que les satisfizo mucho, no solo a estos, sino a toda la ciudad, y en consecuencia los obreros no carecieron de darle parte de este trabajo. El cual una vez terminado, con enorme maravilla de toda Bolonia, un alabado cuadro en donde (asimismo en este tiempo la pobre mujer estaba muy enamorada de un hermoso joven, que parecía que poco caso le hacía) representó la mujer del maestro de la casa del Faraón quien, cayó enamorada de José, casi desesperada de rogarlo mucho, acaba quitándole las ropas, (#) todo con un toque y una gracia más que admirable. Fue esta obra con unanimidad de todos considerada muy bella, y a ella le dio gran satisfacción, habiendo con esta figura del viejo testamento, esfogado en parte su muy ardiente pasión.
No volvió hacer otra obra para este edificio, aunque no hubo nadie que no le rogase que siguiera, excepto el Maestro Amico, que por envidia siempre la desalentó, y siempre habló mal a los obreros de ella, e hizo tantas astucias, que su trabajo se le pagó con muy bajo precio.
Hizo aún dos ángeles de enorme relieve y de bella proporción, que hoy se ven, contra su deseo sin embargo, en la misma fachada (¿#?). Al cabo talló grabados y esto no recibió criticas sino enormes elogios.
Finalmente la pobre joven enamorada cada cosa que hacía le salía perfectamente, excepto su muy infeliz amor.
Fue renombre de cosas nobles y elevado talento por toda Italia, y esto llegó a los oídos del Papa Clemente VII, el cual, rápidamente hubo coronado al emperador en Bolonia (1530), preguntó por ella, y encontró que la pobre mujer había muerto aquélla semana y había sido enterrada en el hospital de la Muerte, que esto lo había dejado en su testamento. El papa, que quería verla, quedó disgustado por la muerte, pero mucho más sus ciudadanos, los cuales, mientras que vivió, la tuvieron por un enorme milagro de la naturaleza de nuestro tiempo. Y para honrarla también de alguna memoria, se le colocó en la sepultura el siguiente epitafio:
QVANTVM NATVRAE ARTIQVE
PROPERTIA, TANTVM
FORTVNAE DEBEAT MVNERIBVSQVE
VIRVM,
QVAE NVNC MERSA IACET TENEBRIS
INGLORIA, LAVDE
AEQVASSET CELEBRES MARMORIS
ARTIFICES.
ATTAMEN INGENIO VIVIDO QVOD
POSSET ET ARTE,
FOEMINEA OSTENDVNT MARMORA
SCVLPTA MANV.
aprox. "En cuanto debe Properzia a la naturaleza y al arte, debiera a los regalos de los hombres, la que ahora yace inmersa en las tinieblas sin gloria, tendría que igualar a los más célebres artistas. Lo demás lo hizo con ingenio y arte y lo demuestra el mármol esculpido con su mano."