JACOPO de la QUERCIA
Escultor Sienes
Texto traducido de "las vidas de los mas excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos", descritas por Giorgio Vasari, Edición Torrentina de 1550
Muy grande honor en la vida y enorme satisfacción da el trabajo hecho con virtud. Y, se siente, o en la patria o fuera, honrado y dignamente recompensados entre los hombres, y con su virtud creciendo por el elogio y por los honores hasta el infinito.
Eso se produjo en Iacopo hijo del maestro Piero de Filippo della Quercia (Helena Águila en las notas de la traducc. de Cátedra dice, que su padre era Pietro d´Angelo di Guarnieri, orfebre) escultor sienes, que para sus muy raras calidades en la bondad, en la modestia y en el garbo, mereció dignamente ser nombrado caballero. Título, honorabilísimo durante su vida, honrando de continuo la patria y así mismo incluso. Para que estos, que de la naturaleza han sido dotados de egregia y excelente virtud, cuando acompañan con la modestia de los hábitos honrados el grado en el cual se encuentran, el mundo es testigo de lo que muestran ser, subiendo a la cima de esta dignidad que se recibe y merecen, y no de la suerte; como real y dignamente mostró Iacopo, que se dedicó a la escultura y que perfección y excelencia mostró de continuo en las obras el suyas: Hizo en Siena en primer lugar dos tablas en madera de figuras redondas, con gracia de dibujo y mucho esmero en la talla. En Lucca hizo para la mujer de Paolo Guinigi el Señor de esta ciudad, en la iglesia de San Martino, una sepultura que permanece en la capilla del comunal (#), puso algunos amorcillos en el friso con festones de mármol, y la caja con la figura de la muerta a la entrada del sacristía: quién con diligencia la trabajó, a los pies de ella hizo en la misma piedra a un perro en redondo y en relieve por la fidelidad llevada al marido. Marchó a continuación a Bolonia donde le encargaron en San Petronio, la puerta principal de este templo, de trabajar en mármol figuras historias y los follajes, en la cual hizo cinco historias por pilar (#,#,#,#), estos que resisten el marco y el arco, que lo llevó en bajo relieve. Y en el arquitrabe que sujetan hizo otras cinco, y en aquéllas talló desde la creación del mundo hasta Noé (#). Y en el arco hizo tres figuras en altorrelieve, la virgen y el niño y dos santos uno a cada lado. EL cuál trabajó con con suma diligencia, y fue causa de un error de los Boloñeses que no pensaban que él podía hacer algo mejor que la vieja tabla que está en San Francisco en el altar mayor de su ciudad, el cuál fue de mano de algún tedesco (alemán) que copiando del gótico lo trabajó a la manera antigua como se hacía en otro tiempo. De las cuáles se ven muchas obras hechas aún por Italia, como la fachada de Orvieto y la tabla de mármol del obispado de Arezzo, y en Pisa en el Duomo, y en Milán en el Duomo y en distintos lugares de esta ciudad.
Ahora mientras que el renombre de Iacopo iba aumentando, vino a Florencia, y sobre la puerta del lado de Santa María de Fiore, que da a la Anunciación, hizo de mármol una Ascensión (#, atribuido a Nanni di Banco aunque más abajo lo rebate. Unos ángeles y una placa del conjunto, si son de Jacopo), con tanta gracia y con tanta bondad la llevó a fin, que hoy esta obra se observa por nuestros artistas como maravillosa; manteniéndose así siempre. Viéndose el movimiento de sus figuras con una gracia y con una bondad expresadas, y los pliegues de los tejidos están con muy bonita caída de las ropas, que envuelven el desnudo de una manera perfecta y admirablemente conducida en sus remates. Figuró en la obra Iacopo, a San Tomaso tomando el cíngulo, y en la otra banda hizo a un oso subiendo a un peral; del significado doy mi opinión, porque cada uno la tiene de diferente manera, diré aún seguramente, dejando totalmente el juicio libre a quien sepa mejor interpretarla. Me parece a mi que el oso representa el diablo, intentando subir, y estar a la altura de cualquier santo, porque en cada uno encuentra algo suyo, pero no reconoce ningún detalle en la Virgen muy gloriosa ni vestigio nacido que tenga que ver con el, y sin embargo aún que permanece en alto, sigue quedando por debajo, porque ella sube sobre las estrellas. Y quien con esto no quede satisfecho, que se contente al menos con lo que respondió Luciano a Homero por el principio de su poema, que dijo lo primero que se le ocurrió entonces. Es opinión de muchos que esta obra está hecha de mano del florentino Nanni de Antonio di Banco ; esto no puede ser, en primer lugar, porque Nanni no trabajó las cosas suyas con tal perfección, y otra, la manera suya es diferente y a las cosas de Iacopo mucho mas parecido. Cuando el concurso del encargo de las puertas de San Juan, Iacopo entró en competencia entre otros artistas que para tal trabajo se eligieron, y no se sabe de otra historia en Florencia en cuatro años, por lo que es posible que tal obra le encargasen, porque ¿dónde se ve otra obra suya?, solo ésta, esto no fuerza a cada uno a creer que hay mas rastro de Iacopo que de Nanni.
Vuelto a continuación a Siena, y en aquélla al parecer de la Soberanía de dicha ciudad se le hizo el encargo de la altiva fuente de mármol hecha en la plaza publica en frente del palacio la Signoría; la cuál costó mil doscientos ducados; y en aquélla empleó tanta genialidad y bondad que le pusieron su nombre para siempre, y después de muerto dicen la fuente de Iacopo Sanese. Talló en la dicha las virtudes teologales con suave y delicada manera con los aires del antiguo Testamento: con la creación de Adán y Eva, y la tentación con la manzana (¿?, # , #, #, #, #), donde hizo a la mujer con un hermoso aire en la cara y tanto de benigna gracia, en una aptitud hacia la persona de Adán muy suave ofreciéndole la manzana que parece imposible que la pueda rechazar. Toda la obra está llena de muy bonitas historias, con infinitos ornamentos muy delicados que de mano de Iacopo con enorme práctica condujo a la perfección. Este trabajo fue causa de que de la Soberanía de la ciudad le hizo caballero, y artesano publico del Duomo de Siena y sobre las cosas del gasto de aquélla obra. Y llevó el cargo de esta oficina durante tres años, con mucha satisfacción de esta ciudad, y fueron muy útiles para este templo y para aquélla obra, que nunca estuvo estas cosas tan bien manejadas, siendo él de muy agradable trato. Por los trabajos ya hechos, cansado y viejo llegó, y de esta vida a otro pasó,
y en Siena de sus ciudadanos con amargas lágrimas fue honrado, y mereció sepulcro en el Duomo, no cesando de alabarle con epigramas latinos y rimas vulgares, elogiando sus hermosas obras, y sus muy honestos hábitos en la vida, muriendo el año 1418 (1438). Incluso recibió elogios de extraños, como se ve por este epitafio:
IACOBO QVERCIO SENENSI EQVITI CLARISSIMO STATVARIAEQVE ARTIS PERITIS(IMO) SAMANTISSIMOQVE VTPOTE QVI ILLAM PRIMVS ILLVSTRAVERIT TENEBRISQVE ANTEA IMMERSAM IN LVCEM ERVERIT AMICI PIEATIS ERGO NON SINE LACHRYMIS P(OSVERUNT).
Aprox. Jacopo de la Quercia de Siena, caballero célebre, experto en el arte de la escultura, que la lustró como el primero dando luz a lo que estaba inmerso en las tinieblas. Sus amigos piadosos y apenados.
Añadió Iacopo al arte de la escultura una hermosa manera, y elevándose en gran parte de la vieja manera que habían empleado los escultores delante de ella, en hacer las figuras en majestad sin torcerse y sin desviarse en las aptitudes, e ingenió, los desnudo de varones y hembras mórbidos, haciéndolos parecer carnosos, y dándoles un pulimento del mármol muy terminado, con diligencia infinita.